Depuración política en Egipto
El procurador general encargado de aplicar las leyes sobre «la protección del frente interior» en Egipto, que fueron aprobadas en plebiscito el pasado mes de mayo, presentó ayer ante el Parlamento para su aprobación una lista de 133 personalidades que deben ser excluidas de la vida política y de cargos estatales «en razón de su pasado».El núcleo más importante de esta lista (91 nombres) está compuesto por nasseristas-marxistas, o prosoviéticos. Entre ellos figuran Alí Sabri, que cuando murió Nasser, en septiembre de 1970, fue considerado como el primer aspirante a la sucesión del Rais, dadas sus buenas relaciones con la Unión Soviética, el ex ministro de Defensa, Mohammed Fawzi, y el responsable de los servicios de seguridad en tiempos de Nasser, Ahmed Kahel Alí.
La mayoría de este grupo de personalidades se encuentra ya en la cárcel y algunas de ellas, como Alí Sabri, figuran entre los presos políticos que no se han visto beneficiados de las medidas de amnistía del presidente egipcio Anuar el Sadat.
Entre las personalidades para quienes se solicita la exclusión de la vida política figuran también ocho dirigentes del partido nacionalista de derechas. Wasfd, recientemente legalizado y que a comienzos de este mes decidió autodisolverse en señal de protesta por las medidas adoptadas por Sadat para la «protección del frente interno».
Figuran además en la lista, veintiuna personas «sospechosas de pertenecer a grupúsculos comunistas», que fueron desmantelados en los últimos años, así como miembros de los servicios de seguridad en los tiempos de Nasser, que han sido condenados a penas severas de cárcel por haber infringido torturas a miembros de la oposición al Rais.
Tras la aplicación de estas medidas represivas por Sadat, las autoridades egipcias hicieron pública, días pasados, una lista de 39 intelectuales, entre ellos 34 periodistas residentes en el extranjero que fueron citados en El Cairo para responder del cargo «de haber difamado a Egipto en el exterior». En esta lista figura Hassanein Heykal, ex director del diario oficial Al Ahram, el más conocido de los intelectuales egipcios y que fue amigo y confidente de Nasser. Heykal fue interrogado ayer por sus artículos publicados en el extranjero.
Estas medidas adoptadas por el presidente Sadat, constituyen una abierta contradicción con las intenciones del régimen egipcio de «instaurar un diálogo nacional» entre el poder y las fuerzas políticas legalizadas. Sin embargo, según los observadores de El Cairo, se encuentran en la línea de la decisión de Sadat de llevar hasta el fin la lucha «contra exceso de democracia» en Egipto.
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