Tensiones internas en la derecha libanesa
El asesinato de Toni Franjieh, hijo del influyente ex presidente de Líbano, Suleiman Franjieh, hizo añicos ayer la alianza de las fuerzas derechistas del país y expone a éste una nueva oleada de violencia entre distintas facciones.
Franjieh, de 36 años, su esposa y su hija de tres años murieron el martes en un ataque contra su casa realizado por milicianos derechistas en la localidad veraniega de Ihden, a 85 kilómetros al norte de Beirut.
Funcionarios de la policía confirmaron la muerte de Toni Franjieh y dijeron que un helicóptero del ejército fue enviado al lugar de los hechos para que recogiera el cadáver y lo trasladara a Zaghorta, localidad donde nació Franjieh.
Informaciones recogidas en el lugar del suceso señalan que Inden fue atacada al menos desde dos direcciones por fuerzas milicianas y simpatizantes del partido falangista.
Este partido no confirmó ni negó su participación en el sangriento ataque, durante el que se registraron bombardeos de artillería y fuego de mortero contra lhden y un asalto directo a la residencia de Franjieh.
El ataque y los enfrentamientos posteriores registrados en lhden y en la localidad costera de Chekka reflejan el estado de las relaciones existentes entre los seguidores de Franjieh y el partido falangista.
En su calidad de presidente de Líbano durante la guerra civil que sacudió al país en 1975 y 1976, Franjieh fue un factor decisivo en la alianza política de las fuerzas derechistas, que hasta hace poco aglutinó a falangistas y al partido liberal nacional deI ex presidente Camille Chamouri.
Fuerzas milicianas conjuntas de las tres organizaciones cristianas más importantes combatieron contra los guerrilleros palestinos y los izquierdistas libaneses durante aquella guerra, oponiéndose a un intento izquierdista de adueñarse del país.
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