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Medios empresariales y oficiales atribuyen a Fernando Abril el retraso en decisiones económicas urgentes

En algunos medios económicos y de la Administración se viene comentando, estos últimos días, el retraso que están experimentando algunos temas económicos que hace tan sólo unas semanas se presentaban como urgentes y cuya solución final se viene aplazando.

Estos medios coinciden, casi generalmente, en atribuir estos retrasos a la prioridad que los temas políticos están protagonizando en detrimento de los económicos, y, por otra parte, a la escasa dedicación que se atribuye al vicepresidente del Gobierno para Asuntos Económicos, Fernando Abril, enfrascado en negociaciones de índole política.El cumplimiento de los compromisos del pacto de la Moncloa está sufriendo un retraso también generalizado, aplazándose así continuamente la realización de algunas reformas consideradas importantes para el futuro económico del país.

Fuentes próximas al Ministerio de Economía señalaron, sin embargo, que las acusaciones que pretenden atribuir a este superministerio la responsabilidad del frenazo en las decisiones económicas no valoran de forma adecuada la responsabilidad que incumbe a cada uno de los ministerios económicos.

«El Ministerio de Economía y la Secretaría de Estado tienen asignado un papel de coordinadores de la actividad de los ministerios económicos, pero la capacidad decisoria pertenece a éstos por completo», manifestó a EL PAÍS un alto cargo de la Secretaría de Estado.

Las mismas fuentes precisaron que en algunos casos las opiniones divergentes de este organismo y de algún ministerio económico hablan producido algunos retrasos en la adopción final de algunas medidas, aunque en algunos medios relacionados con los ministerios sectoriales se atribuye la responsabilidad de estos aplazamientos al agolpamiento de papeles, decretos y disposiciones sobre la mesa del señor Abril, que no encuentra, al parecer, demasiados huecos en su apretado horario para darles salida y lanzarlos sobre la mesa de los Consejos de Ministros.

Fuentes próximas a la Vicepresidencia de Economía pusieron en duda la veracidad de estas versiones, algunas de ellas procedentes incluso de ministerios económicos, señalando que puede tratarse de disculpas más o menos consistentes para justificar la lentitud propia.

En el terreno de los hechos concretos, los retrasos parecen bastante numerosos. Nada se sabe de la regulación de los órganos de gobierno del Banco de España ni del Crédito Oficial, aunque fuentes próximas al Ministerio de Economía han manifestado que la primera de estas disposiciones, la del Banco de España, ha sido enviada ya a las Cortes. En cuanto al Crédito Oficial, sobre el que el pacto de la Moncloa señalaba la necesidad de revisar sus órganos directivos medienta una disposición que debería estar en poder del legislativo antes del primero de mayo, las mismas fuentes señalaron el escaso interés de Economía por realizar una reforma puramente facial de estas instituciones. «Creemos que es necesario entrar más a fondo en el tema del Crédito Oficial, ya que con un cambio de personas no se va a resolver el problema de fondo. Pero si lo que quiere el país es un cambio de caras, no habrá más remedio que hacerlo», manifestó, una fuente próxima a Economía.

Los retrasos afectan a bastantes compromisos adquiridos por el Gobierno en el pacto de la Moncloa. Fuentes empresariales señalaron su preocupación ante la escasez de medidas sobre la Seguridad Social, que sigue siendo el gran incontrolado del sector público. Los presupuestos, que iban a estar en manos de las Cortes seis meses antes de su aprobación final, según las intenciones de los responsables de su elaboración, aún están a medio hacer.

El esperado Estatuto de la Empresa Pública también lleva el calendario retrasado, aunque el plazo termina el día 30 de este mes, pero el Gobierno había puesto un plazo anterior, el 15 de mayo, para discutirlo previamente. La reestructuración de sectores industriales en crisis también ofrece un panorama poco alentador: ni la siderurgia, ni la construcción naval, ni el textil, ni los bienes de equipo, ni la ingeniería cuentan con programas de saneamiento inmediato. El ejemplo del Plan Energético Nacional, con seis meses de retraso, es un buen botón de muestra.

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