Las actuaciones prioritarias de la grúa
A pesar de que en menos de dos meses mi coche ha sido atrapado por la grúa cuatro veces, con un costo aproximado de 10.000 pesetas, no soy enemigo de su uso, ya que, es posible, sea necesario para la solución del tráfico madrileño. Mi profesión me obliga a aparcar mal si quiero trabajar, y acepto el riesgo de la grúa como una carga más de mi actividad industrial. No atasco el tráfico ni encierro a otros vehículos, pero, desde luego, muchas veces aparco en lugar prohibido (si es que hay sitio), ya que en lugar permitido es imposible. No hay, pues, acritud en el presente comentario. Hay sólo perplejidad.Perplejidad al observar que los cuatro traslados de mi vehículo a «lomos de grúa» se han producido después de la flamante publicación de las normas de «actuaciones prioritarias y secundarias de la grúa municipal» cuando, en los dos últimos años, no me ha llevado ni una sola vez y yo trabajo y aparco siempre igual.
De forma bien visible, diría que casi insolente, aparecen en las oficinas de recogida de vehículos los gráficos explicativos de las situaciones específicas en que han de retirarse los coches de forma «prioritaria» o «secundaria». En ninguna de las ocasiones, ni mi coche, ni el de las personas que allí se hallaban, habían sido retirados de acuerdo con ese criterio «prioritario», ni siquiera «secundario».
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