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Democratizar el Estado y salir de la crisis económica, objetivos de un Gobierno socialista

Democratizar el aparato del Estado y salir de la crisis económica serían los dos objetivos fundamentales de un gobierno socialista, según afirmó ayer Javier Solana, miembro de la ejecutiva del PSOE, en una conferencia pronunciada en el Club Siglo XXI. El señor Solana enumeró un moderado programa de reformas, en el que se incluiría la planificación de la economía «para eliminar incertidumbres», así como la posibilidad de establecer una política de rentas no ya para un año, sino para toda una legislatura.

A juicio del conferenciante, la realización de un gobierno socialista para España «no sólo es posible, sino prácticamente imprescindible para sacar a nuestro país del atolladero en que se encuentra». Este gobierno se plantearía dos problemas fundamentales: la modernización y democratización del aparato estatal y la salida de la crisis económica, cuestiones ambas que dos gobiernos de UCD han sido incapaces de resolver, a pesar de que «han tenido y tienen todavía las mejores condiciones posibles para gobernar, con una oposición que responsablemente ha querido colaborar para que estas acciones se llevaran a cabo con la mayor facilidad».Se refirió después a las reacciones posibles ante el anuncio del proyecto socialista, y se manifestó convencido de que «los llamados poderes tradicionales» aceptarían los resultados de las urnas, mientras la Corona debe estar por encima de los cambios de gobierno. En cuanto a aquellos que consideran demasiado alicorto el programa socialista, el señor Solana afirmó que la permanencia del viejo aparato estatal es el mayor impedimento para una profunda democratización del país.

Entre los objetivos de una reforma administrativa en España, citó el de la neutralidad del aparato estatal, la independencia frente al poder económico -sometiendo al funcionariado a un riguroso sistema de incompatibilidades que impida un trasvase generalizado entre determinados cuerpos de la Administración y altos cargos de las grandes empresas privadas- y la independencia frente al partido en el poder.

Respecto a la crisis económica, y tras una breve incursión en las causas y evolución de la misma, afirmó que la situación actual se caracteriza por el mantenimiento de una baja tasa de crecimiento, lo que tiene como consecuencia más sangrante un elevadísimo nivel de paro, aunque se haya conseguido reducir la inflación y el déficit exterior. Afirmó que el comportamiento de la clase trabajadora no ha podido ser más responsable desde la firma de los pactos de la Moncloa, mientras la actitud del Gobierno y su partido no ha podido ser más reaccionaria en la ley de Acción Sindical; además, la clase empresarial y el Gobierno no han respondido como debían en lo referente a inversión.

Detalló después la política que realizaría un gobierno socialista «tras unas nuevas elecciones legislativas», para afirmar, en esencia, que se trataría de ofrecer una política económica capaz de reducir claramente incertidumbres mediante la planificación. Esa política haría hincapié en la lucha contra el paro y en el crecimiento del sector público, en el que debería estar incluido el sector de la energía. Otras aspiraciones serian incrementar la presión fiscal aproximadamente en un punto, pero sin que ello suponga un incremento de la presión sobre las empresas, para no penalizar la inversión y mantener una tasa de inflación que no supere el 14% amén de profundizar en la política de viviendas.

Javier Solana apuntó también la posibilidad de establecer una política de rentas que no se limite solamente a un año, sino que bien podría tener como horizonte una legislatura completa.

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En la cena que siguió a la conferericia, el señor Solana afirmó que el PSOE está dispuesto a aceptar cualquier planteamiento en lo que se refiere al calendario electoral, «con tal de que las municipales sean cuanto antes. Nuestro deseo es que primero se celebren las municipales y después las generales, pero si, como parece, el Gobierno va a hacer unas y otras simultáneamente, lo aceptamos».

También descartó la participación del PSOE en el Gobierno antes de las elecciones generales. Igualmente dijo que su partido creía poder garantizar que cierta parte del capital, al menos el más progresivo, podrá invertir con un Gobierno socialista.

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