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Emilio de Villota no consiguió clasificarse

El español Emilio Villota no ha conseguido el tiempo mínimo para estar hoy en la parrilla de salida del Gran Premio de España de Fórmula 1. Los nervios, el peso de la responsabilidad y un mal planteamiento de los entrenamientos han sido definitivos, y el español verá la carrera como espectador. El dominio de los Lotus se mantuvo también en la última sesión de entrenamientos, pero en esta ocasión Andretti rebasó a Peterson, logrando un tiempo sensacional, a un promedio superior a 160 kilómetros por hora.

En una sola vuelta un piloto de fórmula 1 tiene que realizar veinte cambios de marchas. Esto representa realizar esta maniobra una vez cada cuatro segundos, en un total de más de 1.500 veces a lo largo de toda la carrera, que dura algo más de hora y media. De las seis marchas de que constan la mayoría de ellos -salvo casos excepcionales, como la revolucionaria caja de los Ferrari, que sólo tiene cuatro-, la primera sólo se utiliza en el momento de la arrancada en la parrilla de salida. La tracción es impresionante, al obtener la respuesta de los quinientos caballos de potencia en una fracción de segundo y en una marcha tan corta. Las profundas marcas de goma que dejan los coches en el lugar donde estaban colocados -a veces puede apreciarse con total nitidez los cambios de marchas hasta la tercera velocidad por la huella que dejan los neumáticos en el sueloes una buena prueba de ello. Una vez ya en marcha, la primera velocidad no vuelve a utilizarse. Los coches se dirigen a toda velocidad hasta la curva de final de recta, intentando apurar hasta el último momento el instante en que deben pisar con todas sus fuerzas el freno, mientras reducen velocidades en la caja de cambios para afrontar el viraje en tercera. A partir de ahí se va a fondo, introduciendo la cuarta para llegar a la frenada de la izquierda de Le Mans, que debe negociarse -como se dice en el argot- en segunda, velocidad que se mantiene hasta sobrepasar la siguiente curva de derecha, también denominada como Farina. Nuevamente a fondo hasta llegar a introducir hasta la quinta velocidad, para reducir más tarde hasta la cuarta en la curva de Ascari -una vez pasado el gran neumático que cruza la pista y que sirve de paso elevado- e inmediatamente reducir a tercera en la curva siguiente.Desde ahí, nuevamente a fondo por la bajada hasta la horquilla, en la que debe reducirse desde quinta a segunda. Una vez superada ésta se asciende nuevamente hasta el viraje de Monza, que se toma en tercera, para volver a pisar a fondo hasta entrar en la recta de tribunas, en la que se llega a introducir la sexta velocidad, única ocasión en la que se realiza esta operación en toda la vuelta. Al final de la recta, adonde se llega a casi trescientos kilémetros por hora, se repite la brusca frenada, reiniciándose de nuevo el proceso.

En una vuelta, después de realizar todas estas operaciones, se habrá invertido poco más de un minuto. El mejor tiempo de todas las sesiones de entrenamiento, logrado por Andretti en la última de ellas, supone una media superior a 160 kilómetros por hora. En un circuito lento como es el Jarama, en el que la recta de tribunas, donde se alcanza la velocidad punta, es muy corta, este promedio supone que las curvas, por lentas que parezcan, se afrontan a velocidades escalofriantes. Unos instantes a casi trescientos kilómetros por hora no es suficiente saldo como para lograr un promedio tan alto si no es a base de rodar rapidísimo por las zonas teóricamente lentas, que son la casi totalidad del circuito.

En la última sesión de entrenamientos, el dominio de los Lotus se ha mantenido inalterable. Pero esta vez ha sido Andretti el que ha inclinado la balanza a su favor. Si tras la jornada del viernes era Peterson el que aventajaba a su compañero Andretti en tres décimas, al final ha sido el italo-americano el que se ha impuesto por idéntica diferencia. Parte, pues, en primera posición, acompañado en la primera línea por el sueco. El tiempo de 1-16-3 logrado por el primer Lotus constituye un nuevo récord del circuito.

En la última sesión de entrenamientos oficiales, celebrada primera hora de la tarde de ayer un calor abrasador, muy pocos pilotos lograron mejorar sus registros de la jornada anterior. Entre ellos hay que citar al joven Villeneuve segundo piloto de Ferrari, cada vez más hecho a su nueva montura. El canadiense a quedado a sólo tres décimas de su jefe de filas, Reutemann, que se ha mantenido en tercer lugar, por delante de Hunt y de su joven compañero.

Por lo que se refiere al español Villota, los nervios y el peso de la responsabilidad le han atenazado de tal manera que no ha rendido de la manera que se esperaba de él. Además, un mal planteamiento en los entrenamientos, al no utilizar sus mejores ruedas en la primera sesión, cuando todo estaba a su favor, reservándoselas para las siguientes, en las que el calor y la goma de la pista hacían prever mayor dificultad para conseguir un buen tiempo, han hecho que VIllota no haya podido clasificarse.

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