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No hay solución al barro desde hace quince años

Las familias que habitan en la Vía Lusitana, entre los números 58 hasta casi el final, llevan más de quince años a la espera de que alguien se digne atenderles, y califican su situación de increíble. «Un tramo de la calle está sin urbanizar, y por sus desniveles es un continuo barrizal en invierno o una polvareda en verano.»«A lo largo de los años -dicen los vecinos- las anécdotas y también hechos más peligrosos se han ido sucediendo ante la indiferencia de constructoras y autoridades. Se ha dado el caso de que las ambulancias de urgencia no han podido llegar hasta las puertas de los bloques a causa del barro que rodea los edificios.

Cuando, después de mucho tiempo, las gestiones con las constructoras de la zona, Construcciones Garrido, SA; Construcciones Oyarza, SA, y Gutiérrez Alvalrea, no dieron resultado, los vecinos acudieron a Carlos Arias, por aquel entonces, octubre de 1972, alcalde de Madrid. El señor Arias les respondió que tomaba nota de su denuncia y que la pasaba a la Delegación de Obras y Servicios «para que se proceda a la reparación de la citada calle y sus accesos».

Esa fue la primera promesa. Desde entonces, más de una decena de escritos, súplicas y denuncias se han ido perdiendo en los cajones de los departamentos municipales. En la misma Gerencia Municipal les informaron que dos de sus denuncias, la primera en enero de 1975 y la segunda en julio de 1977, no se han podido atender porque se extraviaron.

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