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El socialismo español y el marxismo

«¿Va el Partido Socialista español a abandonar toda referencia al marxismo, como lo desea su líder, Felipe González?, el problema concierne a todos los partidos socialistas. Con excepción de los comunistas pocos se declaran abiertamente marxistas, lo que no significa que sean socialdemócratas. Por asombroso que parezca no hay relación directa entre el homenaje nominal que un partido socialista hace al marxismo, al denominarse así, y el carácter menos reformista y más revolucionario de su orientación: se puede desear la colectivización integral de los medios de producción y rehusar la ideología marxista; se puede aceptar ésta y ser por otra parte muy moderado. Así, el Partido Socialista francés no habla de marxismo en sus documentos oficiales, pero afirma su voluntad de sustituir progresivamente a la propiedad capitalista por una propiedad social, lo que le aproxima al marxismo. El Partido Socialdemócrata austriaco admite el marxismo entre las ideologías válidas, pero declara que no se puede afrontar «la socialización de las grandes empresas, cuya posición dominante pone en peligro el interés global económico y político» lo que es muy reformista. Por el contrario, el Partido Laborista británico se aproxima a Marx en la cláusula IV de sus estatutos, que declara que el socialismo consiste fundamentalmente en la instauración de la propiedad colectiva de los medios e instrumentos de producción, pero continúa siendo alérgico al marxismo. ( ... )En el fondo, el debate abierto por el Partido Socialista español no versa sobre el contenido de la doctrina, sino sobre su naturaleza. ( ... )

Considerar al marxismo como una ciencia es una actitud no científica, propia del mito o de la ideología. (...)

Mantener o rechazar la reférencia al marxismo en un partido socialista, significa, permanecer en la edad teológica o acceder a la edad positiva, en lenguaje de Augusto Comte. El Partido Socialista español parece alejado de la primera y más próximo a la segunda. Que adecue las palabras a los hechos es natural. Pero tampoco conviene exagerar en el sentido contrario. El marxismo no es una ciencia, es decír, un conjunto de proposiciones verdaderas. Pero tampoco es una anticiencia, es decir, un conjunto de proposiciones falsas. Los partidos socialistas no debían rechazarlo como método de investigación sino admitirlo como uno de tantos, confrontando sus resultados con la experiencia.

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De hecho, lo hacen casi todos, lo digan o no, y así los debates del PSOE tienen una importancia simbólica más que real.»

, 29 mayo

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