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La discucusión por una plaza de aparcamiento, posible causa de la muerte de un joven

Miguel Angel Sáez Fernández, de veintidós años, que fue víctima el pasado domingo de varias puñaladas en el pecho y en la espalda que le causaron la muerte, iba acompañado en el momento de la agresión por Juan Buitrago Silvestre, de treinta años, que tuvo que ser ingresado urgentemente en la residencia sanitaria Primero de Octubre, ya que presentaba una profunda herida en el tórax y diversos cortes en el brazo izquierdo. El hecho de que se creyera que el fallecido iba solo se debió a que mientras el cuerpo del señor Sáez fue encontrado cerca del bloque número 2 del polígono de Santa María la Reina, la Policía Municipal encontró a su compañero cerca de la carretera de Barreiros a Villaverde.

Según informó EL PAIS en su edición de ayer, la agresión que sufrieron los dos amigos por parte de un número no determinado de personas, se realizó en el transcurso de una pelea; el motivo de esta podría haber sido la exigencia de los agresores para que Juan Buitrago retirase su motocicleta de la puerta del mesón El Gran Chaparral, sito en la citada colonia, para así poder aparcar el vehículo que llevaban.Aunque en ese momento no ocurrió nada, parece ser que una hora más tarde, sobre las dos y cuarto de la madrugada, y cuando se encontraban cerrados todos los bares, los agredidos encontraron de nuevo al grupo, con el que continuaron la discusión.

Poco después, y ante el aviso dado a la policía por un vecino del bloque 2, que escuchó los gritos, varios agentes encontraban a Miguel Angel Sáez tumbado sobre el costado derecho y desangrado.

Según se pudo saber ayer por la mañana, el estado de Juan Buitrago evolucionaba favorablemente del neumotórax que padecía, aunque sigue, según fuentes médicas, dentro de la gravedad.

Miguel Angel Sáez, que no llevaba documentación y que fue identificado por su madre horas después en el Instituto Anatómico Forense, era hortelano en una pequeña parcela cerca de la Ribera del Manzanares. Juan Buitrago trabajaba, asimismo, en el campo y vivía en Villaverde. En el momento en que fueron heridos iban, según informaron a EL PAIS varios conocidos, «bastante alegres, aunque creemos que eso no tiene nada que ver con la pelea, porque no se metían nunca con nadie».

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