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En Sevilla, triste despedida de la Primera División

La victoria del Betis sobre la Real Sociedad no fue suficiente para que el equipo sevillano permaneciera en Primera División. El Hércules no aceptó los varios millones de primas ofrecidos por el Betis y el cero a cero del Rico Pérez, junto a una irregular temporada de los béticos, hará -por increíble y paradójico que parezca- que el Betis, el Eurobetis, juegue el añe próximo en Segunda División.Un presupuesto de 170 millones, un club con 20.000 socios, un estadio con capacidad para 40.000 espectadores y una plantilla con dos hombres -Cardeñosa y Biosca- que estarán en Argentina, pasarán, como mal menor, un año en Segunda.

Esta será la cura de humildad que pagarán los jugadores béticos; la pena que sufrirá una incondicional afición que había soñado y hecho ilusiones; el sufrimiento de unos directivos que presumieron de buenos economistas y el primer fracaso de un hombre que no se considera fracasado en el Betis, Rafa Iriondo.

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El ambiente del domingo en el Villamarín es difícil imaginarlo. Los «Betis, Betis, Betis..,» y multitud de banderas verdiblancas decoraron el triunfo más penoso que se recuerda en el Villamarín. Había finalizado el encuentro y restaban tres minutos en el Rico Pérez. En el palco, los directivos béticos, derrotados, desilusionados y angustiados, esperaban impacientes que su hombre en tierras alicantinas fuera capaz de convencer al Hércules, pero no se pudo.

Al finalizar el partido del Villamarín los jugadores béticos se aunaron en abrazos y felicitaciones con el silencio de los graderíos por fondo. Creían que se quedaban en Primera. No comprendían que los millones del Betis hubieran podido fallar. En la afición, división de opiniones. Los sentimentales, llorando. Otros, que el culpable era Iriondo; que para qué se querían los millones en las arcas del club; que hubieran comprado jugadores; que ¡fuera! la directiva... Los más incodicionales, volvieron al «Viva er Beti manque pierda».

Iriondo tardó en llegar a la sala de prensa: «Es el día más triste de mi vida deportiva. Lo que le ha pasado al Betis es muy largo de contar. Culpables hemos sido todos. No pedirán mi cabeza, porque desde hace tiempo tenía decidido marcharme. Me han dado una puñalada por la espalda, volviendo la afición en contra mía. Me han atacado injusta y duramente. Hay muchas cosas de las que podría ha blar, pero prefiero callar y quizá más adelante lo haga. No he fraca sado. Recuerden la primera vuelta y los partidos europeos. Tenía pocos jugadores para tres competiciones. Prescindí de Megido no porque fuera un jugador difícil sino porque el año pasado no fue rentable para el equipo. Sólo marcó dos goles.»

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