Esto es un novillo (en Madrid)
El lunes, para que el debutante de Las Ventas, Paco Aguilar, celebrara por su cuenta la Fiesta del Trabajo, le soltaron el sobrero de la fotografía, con categoría de novillo. Una mirada al funo, por favor: cornigacho, o bien cornicorto, algo capacho; enmorrillado, hondo; serio por la parte de la cara; rabilargo, por la opuesta,Un novillo puede ser grande o chico. Un toro, también. Pero para el espectador curioso hay una guía que no falla, si lo que busca es el certificado de la edad a la altura del brazuelo, la res lleva marcado a fuego el último guarismo del año en que nació. Todos los novillos que se lidiaron ese día tenían la marca «5», de donde. se deduce que nacieron en 1975 y eran, por tanto, de tres años. El ejemplar en cuestión, sin embargo, del guarismo dicho sólo se le veía a las claras la mitad de abajo, porque la de arriba estaba desfigurada por quemaduras más recientes.
Un novillo puede fumar y quemarse con el cigarrillo, y de ahí las cicatrices frescas. ¿O no puede? A veces tenemos mala suerte en Las Ventas y las especulaciones en seguida se disparan. No podía tener razón el que dijo que ese, supuesto « 5 » del sobrero era de origen un «3», pues en tal caso se trataría de un cinqueño (o camino de tal) y tal alternativa de poder, en las novilladas, está rigurosamente prohibida.
Mas también está prohibido que los novillos excedan del peso que señala el reglamento, y el buen mozo cornigacho, enmorrillado, etcétera, rondara la media tonelada arriba, si tomamos como referencia los pesos que en corridas de toros marca la tablilla de la misma plaza de Las Ventas, y si no estaba hueco.
«Africanito» se llamaba, número uno, negro zaíno, de Leopoldo Picazo de Malibrán, y resultó manso a conciencia, para que Paco Aguilar celebrara a gusto la Fiesta del Trabajo el día de su presentación como novillero en Madrid. Y pudo, pudo con la fiera...
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