El tribunal de Estrasburgo condena el castigo corporal
El veredicto anunciado ayer en Estrasburgo por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, por el que se califica como «degradante» la práctica del castigo corporal, podría dar lugar a un conflicto constitucional ente el Parlamento de Westminster y el Gobierno autónomo de la isla de Man.
Como responsable de las relaciones exteriores de la Isla. correspondió al Gobierno británico comparecer ante el tribunal europeo para responder a la denuncia formulada por un joven isleño, Anthony Tyrer, al que, en 1972, le fueron propinados tres golpes de vara por un delito de agresión.
Por una mayoría de seis a uno, los jueces que formaron parte del tribunal dictaminaron que el castigo corporal es algo degradante y representa una transgresión de los principios contenidos en la Convención Europea de Derechos Humanos.
El veredicto fue inmediatamente condenado por el presidente del consejo ejecutivo de la isla de Man, Clifford Irving, quien lo calificó como decepcionante.
Dado que los poderes autonómicos del Gobierno de Man incluyen el completo control sobre la administración de la justicia en su territorio, la cuestión deberá sera ahora sometida al leño para decidir si conviene o no reformar sus leves penales.
La población adulta de la isla -exenta del castigo corporal, que afecta solamente a los menores de veinte años- no parece tener muchas dudas en cuanto al mantenimiento de la legislación punitiva.
Una reciente campaña en defensa de estas leyes consiguió las firmas de casi un tercio de la población y el Parlamento ratificó esta postura al votar su mantenimiento por una mayoría de veintinueve contra dos.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.