Festival Iturriaga ante el Askatuak

Para homenajear al reciente campeón europeo, el calendario liguero deparaba un rival cómodo, como resultó ser el Askatuak. Tras una semana tan agitada como la que han Ilevado los blancos, el «relax» no podía ser mejor y tal como estaba previsto, sin apenas esfuerzo, los madridistas aplastaron a sus rivales donostiarras hasta conseguir una diferencia en el marcador de 61 puntos, que a poco que se lo hubieran propuesto habrían incrementado.Por si la diferencia entre uno y otro equipo no resultaba suficiente, el Askatuak se presentó con tres bajas de hombres que juegan habitualmente: Pérez, Motos y Oquiñena y con Ubarrechena bajo de forma a causa del servicio militar. Como es norma, nada arredró a Lolo Sáinz para empezar con su equipo titular y sólo Rullán se quedó en el banquillo. Cristóbal cogía a Hollis, el único que podía encestar, y el negrito del Askatuak le había endosado cuatro personales al tinerfeño en sólo ocho minutos de juego, a partir de ahí Coughran y luego Iturriaga se encargaron de él. A los quince minutos, el Madrid ya doblaba a su rival (51-25), aunque para ese entonces algunos de los titulares ya reposaban en el banquillo, lo que no fue óbice para que el descanso se alcanzara con 63-31.

En la segunda parte, el Madrid salió con Ramos, Iturriaga, Coughran, Luyk y Romay. El espectáculo se redujo a ver de qué forma respondían los jóvenes madridistas y a la esencia de su juego que puso Hollis con unos cambios de ritmo que provocaron la admiración del público, que aplaudía cada una de las bellas acciones del morenito. En los blancos, veinte minutos de festival Iturriaga, autor de veinticuatro puntos en esta segunda parte y un porcentaje total de aciertos superior al 84%. Su progreso queda patente cada día que pasa. Junto a él, Romay también en vena y, sobre todo, muy bien en defensa, donde sin demasiadas dificultades puso cuantos tapones se le propiciaron. Al final, 128-67, que dice bien a las claras lo que fue el partido.