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Entrevista:

"El costo del servicio que presta la EMT ha de ser pagado por toda la colectividad"

Plácido Alvarez Fidalgo, un palentino de 51 años, cesó en el cargo que ocupaba de presidentede Renfe a mediados de febrero de este año. Un mes más tarde, el 13 de marzo, era nombrado delegado de Circulación y Transportes del Ayuntamiento de Madrid por el nuevo alcalde. Anteriormente había sido director de las Empresas Municipales de Transportes (EMT) de Sevilla de Madrid y director general de Transportes Terrestres.

Pregunta. ¿Por qué ha vuelto a la esfera de la Administración Local, después de estar cuatro años desempeñando su trabajo en la central?Respuesta. Por descontado que el estar durante esos años en la Administración Central ha constituido para mí una etapa enriquecedora. Pero la Administración Local tiene, en mi opinión, un singular atractivo, que nace de la inmediatez de los problemas que tiene a su cargo. Son problemas más variados, más extensos que, en conjunto, constituyen un gran problema. Además, para mí el volver a la Administración Local es algo así como retornar al hogar materno.

P. ¿Y por qué su vuelta se realiza precisamente a esta delegación?

R. La Delegación de Circulación y Transportes tiene en sí misma esos dos aspectos, pero creo que constituyen entre ambos una misma función. Además, yo siempre me he movido profesionalmente en el campo del transporte. Por tanto, la función de esta delegación es la que está más próxima a mi especialidad y me siento muy satisfecho de poder servir con ella al Ayuntamiento y al alcalde.

P. ¿Cree entonces que a quien debe servir es al Ayuntamiento?

R. No es eso. El objetivo último de todos los que estamos aquí es servir al pueblo de Madrid y nuestros desvelos han de llevar sólo un camino: el bien común.

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P. Parece que su nombramiento como delegado no ha sido bien acogido por ciertos sectores.

R. No me consta el que se haya producido ese mal recibimiento. Pero, sin saber si existe o no, me estoy dedicando a recibir a todas las representaciones de trabajadores que, de alguna forma, dependen de esta delegación. Por ejemplo, ya he cambiado impresiones con casi todas las representaciones existentes del mundo del taxi, aunque sin más contenido por el momento que el que yo pueda enterarme de los problemas existentes. Es ese un mundo en el que intervienen muchos intereses y es el que yo menos conocía, de acuerdo con las funciones que he desarrollado anteriormente. Pero algunos de los problemas que han sido varias veces planteados por los taxistas están ya en vías de resolverse, aunque sólo sea, de momento, a nivel municipal. Por citar un ejemplo, la unificación de los taxis de la provincia está ya en marcha.

P. ¿Es uno de sus objetivos fundamentales de potenciación de la Empresa Municipal de Transportes?

R. El que yo haya ocupado la dirección de la EMT no quiere decir que ahora me vaya a dedicar fundamentalmente a ella, ya que estoy sentado en un sillón muy distinto. Pero mi objetivo con respecto al transporte colectivo es, por su efecto en la satisfacción por el servicio ofrecido al pueblo de Madrid y su incidencia en la circulación en la ciudad, el buscar una fórmula más eficiente de potenciar el conjunto del transporte colectivo de Madrid. Dentro de ello, la EMT no es otra cosa que una pieza más; importante, pero sólo una pieza.

P. ¿Es el Metro la fundamental?

R. El Metro es otra de las piezas del conjunto del transporte que, en el momento en que constituya una oferta total de sus posibilidades, supondrá sin duda un alivio en la circulación de superficie. Yo confió en que, en un breve plazo de tiempo, se culmine una nueva forma de gestión del Metro que permita activar la puesta en servicio de los cuarenta kilómetros de túnel que, bien terminados en su totalidad, bien en avanzado estado de construcción, no han repercutido en el beneficio de los madrileños.

P. Volviendo a la EMT, ¿cree usted que sería posible reducir su déficit?

R. El déficit de una empresa, aunque ésta sea, como es el caso de la EMT, pública, sólo se puede reducir por una reducción de los gastos, por un aumento de los ingresos o por ambas cosas a la vez. Pero hay que dejar claro que el déficit no es el resultado de una mala gestión empresarial (que no existe), sino el resultado del cumplimiento de una función pública. En definitiva, se ha llegado, si se quiere, de una manera pragmática, a la conclusión de que el costo real del servicio que el Ayuntamiento de Madrid y los ciudadanos exigen que preste la EMT ha de ser, pagado en parte por los usuarios habituales del mismo, y en parte por toda la colectividad del pueblo de Madrid.

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