La hostelería sevillana no irá a la huelga
La huelga acordada por los trabajadores de la hostelería sevillana para los días centrales de la Semana Santa pudo ser evitada ayer, tras una maratoniana sesión negociadora celebrada en el Gobierno Civil, bajo la presidencia del delegado de Trabajo, en la que los empresarios aceptaron una subida salarial que supera en 2.100pesetasla contenida en su última oferta.Tras cinco horas de discusión, la patronal concedió una última subida lineal de 1.500 pesetas y un plus de seiscientas pesetas mensuales, con los que el sueldo mínimo para un trabajador de la hostelería de la categoría profesional más baja se sitúa en 20.950 y el de la más alta en 28.300. Con respecto a las condiciones anteriores, el incremento es superior a 4.000 pesetas en ambos casos.
Además de estas cantidades, los trabajadores lograron aumentos retributivos por diversos conceptos: comer o dormir fuera del hotel, ropa de trabajo, paga de primavera y dos días más de vacaciones anuales, quedando éstos en veintisiete, a partir de ahora.
Fuentes de Comisiones Obreras y UGT han subrayado especialmente el compromiso de los empresarios de iniciar la discusión de una nueva ordenanza laboral (la vigente data de 1944) aplicable a Sevilla, si para el 1 de junio no ha empezado a negociarse a nivel nacional.
Todos los acuerdos han quedado recogidos en acta, habiéndose concertado una entrevista entre las partes el próximo miércoles, a fin de proceder a una redacción definitiva del acuerdo, ya que la complejidad social y profesional del sector obliga a matizaciones importantes. La asamblea de delegados de los trabajadores, reunida por la tarde, ratificó los términos del acuerdo y desconvocó la huelga acordada anteriormente.
Conforme se agravaba el conflicto se ha ido poniendo de relieve la división de los empresarios, mientras que la postura mantenida por la comisión negociadora, avalada por una tensa asamblea, era la de responder a la huelga con el cierre patronal y la rescisión de los contratos.
Un sector importante de empresarios, especialmente los medianos y pequeños, se mostraban partidarios de aceptar las reivindicaciones.
