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Entrevista:

"El urbanismo no debe imponerse: ha de ser consultado"

EL PAIS: ¿Qué cree usted que significa el cargo de gerente dentro de Coplaco?Carlos Conde Duque: En función de quién sea el delegado del Gobierno y quién sea el gerente, el ocupar la Gerencia puede significar cosas distintas. Pero lo que está claro es que, al margen de lo que las personas puedan influir en la gestión, la Gerencia de Coplaco tiene como misión principal el coordinar las cuatro direcciones técnicas que componen este organismo y ser, paralelamente, la jefatura de los servicios técnicos y administrativos. De esta forma, se dejan las funciones políticas en manos del delegado del Gobierno y las técnicas en las del gerente, perfectamente compatibles entre ambos.

EL PAIS: De todas maneras, ¿puede tener una faceta política el puesto de gerente?

C. C. D.: Eso depende de las condiciones personales del gerente de cada momento. Si es un técnico puro no entrará en esas cuestiones; si tiene vocación política intervendrá de alguna manera en política. En mi caso concreto creo que tengo una dimensión técnica por formación, por sensibilidad y por vocación. Pero lo que es indudable es que tengo también una dimensión política, dentro de la problemática urbanística.

EL PAIS: Dentro de esa dimensión política, ¿tiene aspiraciones concretas?

C. C. D.: Yo diría que no. Me interesa la política como fenómeno, pero, desde luego, no veo en ella mi profesión... Por lo menos de momento.

EL PAIS: ¿En qué forma interviene la política en el urbanismo?

C. C. D.: Dentro del urbanismo hay dos formas de entender la política. Una de ellas es la de que la política es un juego de intereses que se plantea en el problema urbanístico. Por ahí está claro que el tema político surge por cualquier parte. Además, los partidos políticos deberían entenderlo así. Pero, por otro lado, en un país como éste, en el que los problemas urbanísticos (con apariencia de tecnicismo, eso sí) reflejaban la estructura del poder político, se ha intentado quitarle todo matiz que indujera a pensar en él. Por ejemplo, Madrid no se entiende hoy en día si no se hace referencia a un problema político que ha tenido como telón de fondo de todo su problema urbanístico. Ha habido, pues, en el pasado, una ligazón de intereses personales, políticos y económicos. En ese conflicto de intereses, la Administración debería ser neutral, cosa que antes no ha sido, sino que se ha constituido más en parte del sector privado que de los usuarios y ciudadanos. La Administración, en la política urbanística, debe erigirse en árbitro de ese conflicto de intereses.

EL PAIS: ¿Es aprovechable el planeamiento urbanístico que se ha hecho hasta ahora en España?

C. C. D.: No se puede decir que sea aprovechable o desechable en general. Hay, desde luego: sectores y actuaciones que deberían ser revisados. Pero no se puede hablar genéricamente de las virtudes de la planificación existente. Pero yo de lo que estoy convencido es de que si se hubiera cumplido la ley del Suelo del 56 y si se cumpliera la del 75, tal como están, la sociedad podría darse por satisfecha de la planificación urbanística realizada. Pero la ley no se ha cumplido y ha sido ahí donde han surgido los desastres.

EL PAIS: ¿Qué factores son los que deben intervenir en la planificación?

C. C. D.: Es un mecanismo muy sencillo. Se trata, simplemente, de realizar un estudio de las capacidades del suelo para que se efectúen en él asentamientos humanos, calificar ese suelo de acuerdo con lo anterior y establecer una malla de infraestructura apropiada a los asentamientos a realizar.

EL PAIS: ¿En cuál de esas fases debe realizarse la participación ciudadana de la que tanto se ha hablado en Coplaco?

C. C. D.: Lo que se ha de intentar con esa participación ciudadana es lograr los máximos beneficios sociales en la planificación urbanística, en contra de los intereses económicos de los promotores. Evidentemente, la participación no se puede dar en el componente técnico, por lo menos en principio, que tiene el planeamiento. Pero ha de entrar en juego en todas las fases de la planificación, porque en ellas es donde el que ha de habitar ese planeamiento ha de expresar sus deseos concretos. El urbanismo no debe imponerse, sino que ha de ser consultado.

EL PAIS: Su llegada a la Gerencia de Coplaco estuvo sembrada de grandes problemas. ¿Por qué motivos fueron propiciados?

C. C. D.: Yo sólo sé lo que depende de mí, y esos problemas se escapaban de mí mismo. Cuando se anunció que yo podría ser el gerente, se desató una campana en mi contra, que no sé si fue -puede- una coincidencia. Pero hay que tener en cuenta que hay muchos sectores inmobiliarios. Unos respaldan una política de la Administración de arbitraje; otros, no. Son éstos los sectores más duros, menos competitivos y más precapitalistas.

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