A partir de mañana, prohibida la publicación de sondeos preelectorales
Desde mañana, domingo, según prevén las leyes francesas, quedará prohibida la publicación de sondeos preelectorales, con el fin de que no se mediatice el voto de los franceses en las próximas elecciones legislativas. Entretanto, los observadores políticos se preguntan por la significación de las sucesivas encuestas realizadas, de cuyo conjunto se sigue deduciendo un claro margen de ventaja de la izquierda, a pesar de sus divergencias, ante la mayoría de gaullistas y giscardianos.El líder gaullista, Jacques Chirac, continúa manifestando su singularidad respecto a los partidos giscardianos.
La historia se repite, pero, a medida que se acerca la hora del voto, el próximo día 12, el mismo resultado de los sondeos de opinión, favorables a la izquierda, incita a la reflexión.
Ayer se conoció la última fotografía de las intenciones de voto, de uno de los grandes institutos que vienen realizando esta labor regularmente. Como en ocasiones anteriores, desde hace varias semanas, la izquierda obtendría el 51% y la mayoría el 45%. En la oposición, los comunistas conseguirían el 21% y los socialistas el 28%.
En la mayoría, los gaullistas el 22% y los partidos giscardianos el 20%. La relación de fuerzas entre socialistas y comunistas es sumamente importante, porque de ella dependerá la posibilidad de un acuerdo político entre las dos vueltas y la confección del programa al final de los comicios, en caso de victoria.
En el campo de la mayoría, la relación de fuerzas será determinante para los dos bandos: si los gaullistas consiguen una fuerza sensiblemente superior, «el Gobierno de mañana, si ganamos, tendrá que contar con el apoyo de los gaullistas para triunfar», tal como declaró a EL PAIS el señor Chirac hace cuatro días. En caso de derrota, la relación de fuerzas «elegirá» al jefe de la oposición. Por el contrario, si los franceses le ofrecen más votos a los tres partidos giscardianos reunidos en la Unión por la Democracia Francesa (UDF), la estrategia del presidente, Valery Giscard d'Estaing, consistente en domesticar al gaullismo y realizar su sueño socialdemócrata, habrá empezado a ser verosímil.
Mientras el electorado se manifiesta fiel a la izquierda, comunistas y socialistas continúan dialogando cada cual consigo mismo. Esto querría decir, en opinión de los expertos en sociología electoral, que «Marchais y Mitterrand pueden morderse si les apetece, no importa, ya no importa nada». Los medios de la izquierda interpretan el fenómeno como una confirmación del «real deseo de cambio de los franceses».
Ningún elemento nuevo es, de esperar, en este coto de la oposición, hasta el día 12, es decir, hasta que no se conozcan los resultados de la primera vuelta. Los socialistas se niegan a todo contacto con los comunistas y tampoco afirman que el día 13 estén dispuestos. Informes recogidos ayer en París, en estos medios de la izquierda, incitan a pensar que «habrá un acuerdo político» tras los resultados del 12.
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