_
_
_
_

El padre Díez-Alegría, contrario a la confesionalidad del Estado

«El miedo a la laicidad del Estado español, tal como se contemplaba en el primer borrador constitucional, ha sido una traición al Evangelio», dijo ayer en una conferencia pronunciada en la Universidad de Oviedo el jesuita rebelde y asturiano José María Díez-Alegria. «No debía asustar a nadie -añadió- que el artículo tercero de la Constitución establecería que el Evangelio no es confesional, y punto y aparte. Al explicar ahora, en el nuevo proyecto, que los poderes públicos tendrán en cuenta las creencias religiosas de la sociedad española y mantendrán las consiguientes relaciones de cooperación se trata de corresponder al intento de la Iglesia católica de conseguir privilegios ante el temor de que el número de católicos españoles disminuya.»«De la misma manera que todos piden ayuda para la pequeña y mediana empresa y a nadie se le ocurre pedirlo para las multinacionales -añadió el padre Díez-Alegría-, en el caso español si hubiera que favorecer a alguien sería a los protestantes o a los judíos que están en minoría, y no a los católicos, que somos el 99%. Yo creo que a los responsables de la Iglesia católica española más que un afán de riqueza les mueve el miedo a que muchos españoles dejen de ser católicos si existe una auténtica libertad religiosa.»

A través de una exposición insólita de las relaciones entre los poderes civil y eclesiástico, Díez-Alegría manifestó que la laicidad del Estado es un invento cristiano y que durante los primeros cuatro siglos el cristianismo separó estos dos poderes, aunque los otros quince siglos están dominados por la falta de libertad religiosa: «El laicismo del Estado durante el siglo XIX suponía una confesionalidad contra la Iglesia católica, debido en buena medida al integrismo católico de la época, pero el laicismo moderno -el que defienden los partidos parlamentarios- no es nada sectario.»

«Establecer que el Estado no es confesional es perfectamente coherente con el cristianismo primitivo -añadió-, y sin embargo los responsables de la Iglesia católica y algunos católicos se han manifestado a favor de un Estado no confesional pero añadiendo que es como si lo fuera y que teniendo en cuenta que la mayoría de los españoles son cristianos hay que conceder privilegios a su religión. Eso es volver al sectarismo medieval, porque se reconoce la libertad religiosa pero como una religión privilegiada. Se trata de mantener unos condicionantes para que los católicos sigan siendo católicos, cuando el Concilio Vaticano II defiende la libertad religiosa de cualquier coacción temporal. Las presiones eleclesiásticas para modificar el borrador constitucional obedecen al intento de querer conservar las migajas del sistema de cristiandad.»

Díez-Alegría tocó de manera incidental el tema de las escuelas confesionales mostrándose partidario de la autonomía de las ciencias: «Las ciencias -dijo- deben desarrollarse científicamente y la Teología debe profundizar en ella. En las escuelas de la Iglesia se trata de que un católico enseñe matemáticas a los alumnos, cuando lo importante es que enseñe matemáticas, con absoluta independencia de sus creencias religiosas.»

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_