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Las Brigadas Rojas reivindican el asesinato de un magistrado en Roma

Ricardo Palma, un magistrado consejero de casación, de 63 años, fue asesinado ayer por la mañana por las Brigadas Rojas, organización terrorista de extrema izquierda. Estaba abriendo la puerta de su automóvil, para ir a la oficina en el Ministerio de Gracia y Justicia, cuando un individuo en torno a los cincuenta años, según los primeros testimonios, le disparó a quemarropa con un fusil ametrallador. El magistrado cayó muerto en el acto sobre el asiento delantero del automóvil.

Un cronista del diario filocomunista romano Paese Sera, que fue el primer en acudir con su autoradio al lugar del crimen, informó que los tres primeros cartuchos recuperados por la policía son de calibre 7,65, de los que sólo está dotado en Italia el fusil ametrallador checoslovaco «Skorpios».A media mañana, una llamada telefónica a la agencia de prensa Ansa decía: «Somos las Brigadas Rojas. Hemos ajusticiado a Ricardo Palma. Era un siervo de las multinacionales. Seguirá otro comunicado.» La organización terrorista, que preconiza la lucha armada continua, no ha dado, hasta ahora, más señales de vida.

En el Ministerio de Gracia y Justicia, Ricardo Palma se ocupaba de los fondos para la manutención diaria de los institutos penitenciarios y del alquiler de inmuebles. Recientemente había vuelto de un viaje de inspección por Lombardía. El ministro de Justicia, Francesco Bonifacio, y los altos mandos de la policía, que se personaron inmediatamente en el lugar del crimen se negaron a hacer declaraciones. Más tarde, en el telediario de mediodía, el ministro declaró que el Estado no se dejará amedrentar, y tanto menos la magistratura, en la lucha contra el terrorismo.

Apenas conocida la noticia, todos los tribunales de justicia de Roma observaron media hora de silencio en señal de luto. Es el tercer alto magistrad que cae víctima del terrorismo. En 1976 fue asesinado en Roma, al parecer por la organización de extrema derecha Orden Nuevo, el juez Ocorsio, que investigaba sobre la subversión y las complicidades del extremismo de derechas con la mafia. El mismo año, en Génova, fue también asesinado el fiscal de la República Francesco Cocco, por las Brigadas Rojas.

Roma, que hasta ahora parecía la pacífica capital administrativa del país y la ciudad sagrada por la presencia del Vaticano, se está convirtiendo en una ciudad más del secuestro y el terrorismo, como la industriosa Turín y la comercial y fabril capital lombarda, Milán. Ayer fue secuestrada, también en el corazón de Roma, Giovanna Amati, la hija de diecisiete años de un propietario de 36 cinematógrafos de la capital. La fiscalía de la República romana, siguiendo el comportamiento de la milanesa, ha ordenado el secuestro de todos los bienes de Amati. La «Iínea dura» en la lucha contra la llamada «anónima secuestros» ha dado buenos resultados en Milán.

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