Homenaje a presos políticos muertos durante el salazarismo

Los restos de los presos políticos muertos en el campo de concentración de Tarrafal, en Cabo Verde, llegan hoy a Lisboa en un avión especial. Los restos mortales de 32 presos políticos -diez anarco-sindicalistas y veintidós comunistas, entre ellos Bento Goncalves-, que fue secretario general del PCP, estarán expuestos en capilla ardiente en la Sociedad de Bellas Artes de Lisboa, y luego serán sepultados solemnemente en el cementerio lisboeta del Alto de San Juan.

Inaugurado en 1937 para acoger a los marineros portugueses de dos navíos de guerra que se sublevaron e intentaron unirse a la flota republicana española, el campo de Tarrafal recibió, hasta 1954, 340 presos políticos y lindicales.

Muchos de ellos pasaron largos años de durísima detención, sucumbiendo en deportación o poco después. La asociación de los supervivientes, organizadora del homenaje póstumo a sus compañeros, cuenta hoy con 65 miembros.

Simultáneamente, ha sido organizada una exposición en el museo de Arte Moderno, bajo el título de «Nunca más el fascismo». Reúne una importante documentación sobre la vida en las cárceles y campos de concentración creados por el régimen salazarista. Se trata de la primera gran manifestación colectiva organizada en Portugal después de la revolución de abril de 1974, que abrió las puertas de los presidios para todos los presos políticos. Según los organizadores, esta manifestación es particularmente necesaria en un momento en que empiezan a manifestarse, en la sociedad portuguesa, fuerzas nostálgicas del antiguo régimen.

Francisco Miguel, el último portugués salido del campo, en 1953, declara: «No queremos homenajes, sólo queremos dar testimonios de lo que aquello fue».