Hinchas
En el Madrid futbolístico el hincha del Atlético ha sido desde siempre el más sufrido por la irregularidad de su equipo. En el cuadro rojiblanco actual lo único firme, pero particularmente, es su presidente, Vicente Calderón, como se acaba de demostrar al convertirse en accionista principal del Banco de Valladolid y, por ende, de El Imparcial. El hincha madridista, en cambio, no ha podido ser casi nunca ni voluble, porque los éxitos del equipo, más regular, no le han dejado serlo. Unicamente la pasada temporada, cuando la situación deportiva adquirió caracteres alarmantes, se oyeron -algo inaudito- incluso gritos contra el palco.Esta temporada, como el equipo marcha bien -al menos es el rey tuerto en el país de los ciegos mediocres de juego- los problemas deportivos han dejado paso a los directivos. Primero fue el supuesto cese de Velo de Antelo, y después la dimisión moscovita de Ramón Mendoza. Respecto al primero, cabe señalar, según fuentes «blancas», que su situación real es una «excedencia». Al político se le ha dicho que mientras ejerza tal función no puede estar en la directiva. En cuanto lo deje, parece tener las puertas abiertas.
El caso de Ramón Mendoza, suficientemente explicado, no ofrece tantas dudas. El bunker directivo blanco ha ido cerrando filas cada vez más, porque en la vejez lo peor es la soledad. Otra vez se ha olvidado, sin embargo, que retirarse a tiempo o renovarse sabiamente, es mucho mejor. Las peñas madridistas, que hoy van a ofrecer un sentimental homenaje a Bernabéu, han escogido un mal momento, pero es que son triunfalistas por naturaleza. En vez de convertir Chamartín en una Plaza de Oriente futbolística con el peregrino motivo de un absurdo desagravio ante la dimisión de un directivo, harían bastante mejor pensando en las razones de su decisión -éticas aparte- y en si realmente puede ser útil a una entidad que se va a tambalear como cualquiera.
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