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Un observatorio astronómico a 35.000 kilómetros de la Tierra

Los cuásares, misteriosos focos de energía

Entre los múltiples objetos descubiertos en el firmamento hasta ahora por los astrónomos, los cuásares se encuentran entre los más fascinantes. Dado que el más luminoso de ellos llega a la óptica del astrónomo como una estrella débil de magnitud doce (por ejemplo, es invisible a todo telescopio menor de veinte centímetros de diámetro), no es de extrañar que no se les descubriera hasta la primera década de los años sesenta, como consecuencia de unos estudios realizados por astrónomos con radiotelescopios, y que, sin embargo, cuentan ya con una buena lista de cuásares entre los objetos emisores de más intensidad de energía electromagnética.La denominación de «cuásar» tiene su origen en el hecho de que dichos objetos son visibles en el firmamento como puntos de luz, al igual que las estrellas, diferenciándose así de las radio-galaxias, por lo que se les llamó,«Quasi Stellar Radio Sources» («QSRS», que pronto se convirtió en «Quasars»), que traducido al castellano quiere decir «fuentes de radio cuasi estelares».

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Aunque los primeros cuásares descubiertos eran fuentes de radio, se sabe ahora que la mayoría de estos objetos son incapaces de emitir ondas de radio o de hacerlo solamente muy débilmente. Son, sin embargo, muy azules porque su brillo proviene de los rayos cósmicos que se mueven en el campo magnético del cuásar, contrariamente a lo que ocurre con las estrellas comunes, que brillan en función de su temperatura.

Además, la luz de los cuásares suele variar, en algunos casos, en el espacio de un día. La observación es importante, porque muestra que los cuásares ocupan un espacio no mayor del de un día luz (la distancia que la luz recorre en un día, o su equivalente de 26.000 millones de kilómetros).

Grandes movimientos internos

Cuando se descompone la luz de un cuásar en un espectrógrafo encontramos que hay un exceso de flujos de energía a determinadas longitudes de onda. Estas «líneas de emisión» corresponden a la presencia de un elemento químico determinado que se encuentra en el cuásar, como, por ejemplo, el hidrógeno, el helio, el carbón o el magnesio. El número de longitudes de onda que cada línea comprende es considerable e indica a los astrónomos que existen grandes movimientos internos dentro de los cuásares que pueden llegar a alcanzar 10.000 kilómetros por segundo. Además de esto, las líneas se desplazan hacia el extremo rojo del espectro, en algunos casos, en tal grado que determinados rasgos que se emiten normalmente en el ultravioleta se encuentran en la parte óptica del espectro, donde pueden ser estudiados con ayuda de los telescopios de tierra. En el momento presente existen grandes discusiones entre los astrónomos referentes al significado de este desplazamiento hacia el rojo, pero la visión más ortodoxa es la de que los cuásares se encuentran a una distancia tan grande que dicho desplazamiento es causado por la expansión general del universo.

En la mayor parte de los casos emiten más energía que la equivalente a toda una galaxia de mil millones de estrellas que tenga diez mil años luz de extensión.

Esta enorme cantidad de energía y el pequeño volumen de donde radica es, naturalmente, difícil de explicar, y los astrónomos se basan en diferentes posibles teorías. Como se dan fenómenos similares a los de los cuásares, si bien en menor escala, en los núcleos de algunas galaxias cercanas, la mayoría de los astrónomos cree que los cuásares se encuentran en el centro de lejanísimas galaxias y la única razón por la que son vistos es porque aquéllos brillan más que todas las demás estrellas que los rodean.

Es posible que la energía que generan sea causada por explosiones de supernovas o colisiones producidas entre estrellas dentro del núcleo de las galaxias. Otra teoría bastante aceptada entre los astrónomos es la que nos ofrece la predicción de la Teoría General de la Relatividad, es decir, que masas de materia tremendamente densas podrían Regar a convertirse en «agujero negro» o, lo que es igual, que la fuerza de la gravedad sería de tal magnitud que impediría la evasión de energía o materia. Si existen estos «agujeros negros» en el núcleo de las galaxias podrían producir la energía necesaria para explicar la luminosidad de los cuásares, en el supuesto de que entrara gas en al «agujero negro».

La importancia del «explorador internacional del ultravioleta» en el estudio de los cuásares estriba en su capacidad para observar las longitudes de onda en el ultravioleta de los cuásares más próximos y de las galaxias con fenómenos similares en su núcleo que al igual que aquéllos sufren sólo pequeños desplazamientos hacia el rojo. Estas observaciones pueden ser después comparadas con las observaciones terrestres de otros cuásares más lejanos en los que la región del ultravioleta entra en el rango del espectro visible como consecuencia de su gran desplazamiento hacia el rojo.

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