Los independientes, una alternativa sindical
Secretario general de la Confederación de Trabajadores Independientes
El clima actual de confusión electoral no es más que la culminación de un proceso en el que han jugado más los intereses particulares de partido que las conveniencias globales de la clase obrera, de todos los trabajadores.
Cuando se inició el cambio político se plantearon los «políticos» el pro o el contra de una consulta general popular. Y todos, después, aceptaron sus consecuencias y partieron de aquella voluntad mayoritaria. Sin embargo, cuando se trató de cambiar las estructuras y planteamientos sindicales, que afectaban a nueve millones de asalariados y cuatro millones de trabajadores autónomos, prácticamente todos los partidos coincidieron en volverle las espaldas al pueblo y decidir antidemocráticamente, sin consultar mas que con la minoría que ellos mismos representaban y siguen representando.
Si se hubiera realizado una consulta de base, sin duda alguna, la gran mayoría de los trabajadores españoles habríamos contestado que preferíamos estar en una sola organización sindical, compatible con la diversidad de corrientes, antes que estar divididos en veinte. Pero no fue así.
La unidad, sin embargo, no podrá hacerse con las actitudes encontradas y hasta irreconciliables de los partidos políticos, que han trasplantado sus diferencias burguesas al seno de la clase obrera. La unidad de los trabajadores sólo será posible con planteamientos de clase, no tratando de poner de acuerdo a los partidos. Los partidos son una realidad, como las diferencias de criterios y de ideologías en una organización de masas, pero habrá que colocar sus peculiaridades en un segundo plano si queremos la unidad, y afirmarnos en todo aquello que nos une: los intereses y las reivindicaciones compartidas por todos o por las grandes mayorías de los trabajadores. Y si los partidos son un impedimento, habrá que colocarles fuera de la realidad sindical de los trabajadores.
La Confederación de Trabajadores Independientes nació de una profunda aspiración unitaria, basada en las experiencias de sus promotores en Comisiones Obreras, en la CNT, en la UGT ... Lo que hemos querido es abrir una vía nueva en la que la unidad de los trabajadores sea posible. En la CTI pueden estar los trabajadores de todas las ideologías y cuantos no las tengan definidas aún.
Pero la unidad no va a ser posible, por ahora. Un porcentaje de trabajadores que, en total, no pasan de los tres millones (800.000 en Comisiones, 650.000 en UGT, 300.000 en USO, etcétera) se han afiliado a las diversas organizaciones sindicales. Y lo han hecho para cubrirse del vacío, para buscar amparo, protección, ayuda. En la mayoría, o en un porcentaje importante de los casos, aún no han descubierto exactamente dónde se han metido.
Las elecciones sindicales se han iniciado como una segunda versión parcial de las votaciones políticas. Comisiones necesita sacarse la espina del fracaso de sus principales hombres en las elecciones a diputados y senadores, para demostrar que el Partido Comunista, al que estos hombres están ligados, es «el partido de los trabajadores», y que el éxito de los socialistas fue de carácter ocasional. Por su parte, la UGT quiere confirmar en el plano sindical los brillantes resultados del PSOE en el plano parlamentario. Etcétera.
La CTI se ha propuesto, ser un cauce eficaz para quienes no han querido afiliarse a las sindicales de partidos y hasta para quienes, aunque estén en sindicales partidistas, no estén satisfechos en ellas y busquen planteamientos que respondan a las aspiraciones de la gran mayoría. Hemos luchado duro en los cinco o seis meses de vida real que contamos, pero son muchos, muchísimos, los trabajadores que siguen sin descubrirnos, sin saber que la CTI está abierta a su participación.
De estas elecciones, los trabajadores vamos a seguir divididos. Por, una parte, estarán los sindicatos de partidos marxistas, comunistas o socialistas. Por otra parte, una serie de organizaciones independientes -USO, CDT, MOA, ELA-STV (Askatuta), CTI, etcétera- y una masa de miembros de comités de empresa, que también son independientes, pero que no se han afilado a organización alguna. Desde aquí hago un llamamiento a todos aquellos que crean que tenemos que organizarnos en función de los intereses y reivindicaciones de clase, de lo que nos es común a los trabajadores, dejando a un lado las diferencias partidistas de cualquier tipo.
En estas elecciones todo es confusión para la mayoría de nuestros compañeros. Estamos siendo manipulados, zarandeados antidemocráticamente, desde el primer momento del cambio sindical, aunque se diga otra cosa. Si no reaccionamos unitariamente, el futuro no será mejor. Por ello, me dirijo desde aquí a cuantos puedan leerme para que nos escriban a la calle de Hartzenbusch, 17, Madrid- 10, con sus opiniones, con sus propuestas. La CTI está abierta, de verdad, a la unidad de los independientes auténticos y dispuesta a renunciar a cuanto sea necesario para conformar una auténtica alternativa sindical.
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