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Reportaje:

Más de la mitad del territorio español se encuentra acotado

La fama de la perdiz roja española es conocida en el mundo entero. Esta ave ha servido como enseña del turismo nacional en más de una campaña publicitaria para atraer las necesidades de divisas. Niarchos Niarkos, el multimillonario armador griego, posee a ochenta kilómetros de Madrid un cuidadísimo coto de caza, en el que es posible matar dos millares de perdices en las escasas ocasiones en que acude a cazar. Este es sólo un ejemplo de los muchos que se podían contar. La caza proporciona dinero y cuando no, influencias, que para eso algunas diputaciones provinciales tienen sus propios cotos, a los que pueden acudir ilustres invitados.De los cincuenta millones de hectáreas que hay en España, se encuentran acotados treinta, es decir, que si consideramos que todo el territorio nacional es zona cinegética excluyendo, como es natural, las capitales, poblaciones, pueblos y zonas rurales, así como las zonas de industrialización y urbanizaciones de recreo, todo está ya prácticamente acotado. El 70 % de la provincia de Albacete está acotada y ese porcentaje es superado todavía por Toledo.

Para todo ese terreno hay casi un millón de españoles que pueden ejercer la caza legalmente y que dejan al año una cifra global estimada en 750 millones de pesetas. De ese millón, 100.000 tienen licencia eventualmente, otros tantos cazan en sociedades, 300.000 lo hacen habitualmente en los más de 20.000 cotos privados que existen y el resto, unos 400.000 no tienen dónde pegar un tiro.

En esta temporada, especialmente, se ha desatado un movimiento por parte de los cazadores modestos que no tienen dónde cazar. En Barcelona se llegó a prohibir una manifestación de protesta, y en Córdoba, Navarra, Vizcaya y Extremadura ha habido intención de tomar al asalto cotos privados. La única solución para éstos es acudir a los cotos sociales. En éstos se puede cazar por mil pesetas, pero es tanta la demanda, que poder acudir a ellos es pura lotería, y en todo caso satisface la afición tan sólo una vez en toda la temporada. Los cotos sociales no llegan a cuarenta y en total ocupan poco más de medio millón de hectáreas.

La solución para los cazadores podría ser que los cotos sociales se multiplicasen con los millones de hectáreas libres existentes con posibilidades de convertirlos en zonas cinegéticas. Para ello habría que repoblar, establecer guardería y dejar transcurrir unos años para la aclimatación de las especies, si se llegara a un acuerdo con los propietarios de los terrenos, que es la parte más dificil de la cuestión. La tarea sería larga, pero efectiva, si se acometiese con fe y la Administración dispusiese de dinero para ello.

Los cotos sociales podrían verse aumentados en dos o tres millones de hectáreas y solucionaría una parte del problema. Pero esto de los cotos sociales parece, y en realidad lo es, socializar la caza Por medio de su nacionalización respetando todos los cotos privados, pero a esta posible solución se le hace asco.

La caza está en manos de los privilegiados

De los treinta millones de hectáreas acotadas en España, más de veinticinco están en poder de la iniciativa privada, como refleja el estudio realizado por Metra/Seis y publicado en la revista Trofeo. Quiere decir esto que quien dispone de dinero para cazar no tiene más que buscar quien le arriende un terreno. Generalmente se arrienda a un grupo de cazadores, porque hacerlo uno solo resulta excesivamente gravoso. No hay que extrañarse de que haya que pagar un millón de pesetas por unos centenares de hectáreas, sin que haya un número excesivo de piezas que justifique la cifra que se paga.Los otros cinco millones de hectáreas que se encuentran acotadas se reparten entre las reservas y cotos nacionales de caza controlada, locales y sociales. El cazador que aspire a cazar en estos últimos, lo normal es que pertenezca a una sociedad de cazadores fedeiados -Madrid y su provincia cuenta con unas ochenta-, pues de lo contrario su acceso al coto social es dificil; aunque algunas jefaturas provinciales del ICONA mantienen el sistema de adjudicar los permisos a titulares agraciados en un sorteo, otras lo extienden a nombre de las sociedades, para que ellas formen la partida de seis cazadores, evitando así que muchos permisos se pierdan al no poder ir el titular de la concesión en la fecha que se le ha adjudicado. Hay sociedades además que tienen su coto local y por lo menos se aseguran dos cacerías al año, pues todo depende de la extensión del coto y del número de socios.

Otro aspecto de la problemática de los cazadores que no tienen dónde cazar hay que buscarlo en el incumplimiento de la ley de Caza. Los términos municipales deben dejar libres el 25 % de sus terrenos, y esto es algo que no se cumple. Los cazadores modestos tienen cada vez menos derechosen la caza y es perfectamente comprensible el hecho de que cuando terrenos acotados quedan libres sean esquilmados por la terrible presión de cazadores a la que se ven sometidos.

Los dineros de la caza

El deporte de la caza mueve miles de millones de pesetas por medio de sus propios protagonistas, ya que no hay espectadores. En una reunión entre una comisión de la Federación Española de Caza y la Agrupación Nacional de Producción y Aprovechamiento de Especies Cinegéticas, se habló de la incidencia que ejercen en la vida económica del país los 17.000 millones de pesetas, así como de los 50.000 puestos de trabajo que se derivan del ejercicio de la caza.La riqueza cinegética se distribuye entre muchos, y éstos no son todos cazadores, pues también entran en el juego económico los agricultores, guardas, ojeadores, podenqueros, trabajadores de la industria de artículos de caza o conservera, empleados de hostelería, etcétera. Ante esta situación la Federación quiere que su criterio sea tenido en cuenta en orden a una reestructuración de la caza y sentirse protectora como arrendataria y protectora de la caza, de cara a obtener mayores posibilidades para los cazadores federados.

En cualquier caso, la problemática cinegética en España tiene que venir de la Administración. No se puede pensar que el importe de las licencias revierta a la Federación, quitándoselo al ministerio responsable y anulando las posibilidades del ICONA, a menos que tenga un plan secreto para dar solución con estos dineros al problema de los miles de cazadores que Pagan, pero que no cazan porque no tienen dónde hacerlo.

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