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Baloncesto

El Madrid venció cómodamente al Barcelona

Aunque en un principio todo se presumía fácil para el Real Madrid, la rivalidad entre blancos y azulgranas siempre atrae a la masa que, al final, si no se fue a casa defraudada, sí que lo hizo un poco descorazonada sobre todo por el pobre juego exhibido por los dos conjuntos en la segunda parte del encuentro. Dos conjuntos que se presentaban en circunstancias bien distintas, los unos (el Madrid), en un momento álgido de juego, aun a pesar de la derrota de Tel-Aviv, y el Barcelona, con muchos problemas en sus filas y con una aureola que los rodea venida por las declaraciones de algunos de sus jugadores, que en nada les favorece para el buen hacer del equipo.El partido en sí comenzó con idéntica táctica en los dos equipos: defensa de asignación y los pares Brabender-Flores, Cristóbal-Sibilio, Corbalán-L. Abril, Rullán-De la Cruz y Coughran-Guyette. Fuertes defensas al principio, y el Barcelona, con un juego tan sorprendentemente pausado que le hizo cometer una falta de treinta segundos apenas comenzado el encuentro. Pero Kurchaski debió pensar que la táctica era buena y la mantuvo aún más cuando a los cinco minutos el marcador reflejaba empate a ocho.

Poco después Escorial tomó el sitio de López Abril y el equipo se resintió, porque Víctor no dirigía con la eficacia que lo había hecho Miguelito y porque el Madrid apretó el acelerador siendo dueño y señor de los rebotes y porque Sibilio estaba obligado a jugar por fuera y dentro. Guyette no es ni sombra de lo que era. Así, a los diez minutos, ya había direrencia en el marcador (26-15) y el entrenador barcelonista había dado entrada a Epi por Guyette. Poco después haría lo propio con Flores, que no sujetaba a Brabender, para probar fortuna con Ansa. Nada podía remediar lo que parecía sentenciado desde antes de comenzar, y el Madrid se fue al descanso con un descorazonador tanteo para los catalanes de 55-33.

Lo que parecía iban a ser veinte minutos de festival blanco, se tomó en una segunda parte dominada por el aburrimiento. Todo empezó porque el Madrid no jugaba con la misma fuerza de antes. Cabrera, en juego desde un minuto antes del descanso, no tenía su día, y López Abril salió decidido a comerle la moral y lo consiguió, porque el base barcelonista lo bordó en la segunda parte hasta que de un modo incomprensible fue sentado para ocupar su puesto Escorial. El equipo, por ello, de nuevo se resintió con el cambio. También se hicieron patentes varios de los problemas que se le achacan a los del Palau. El «vedetismo» hizo su aparición y lo más sorprendente fue observar cómo cada vez que algunos jugadores eran quitados del juego el entrenador se tenía que olvidar que el partido seguía para dar las explicaciones del cambio. Esto sucedió sobre todo con Miguel Angel Estrada, al que con decirle que en baloncesto hay que saltar hubiera comprendido perfectamente el porqué de su situación en la banda.

Pero el Madrid estaba raro y no supo aprovechar todas estas eventualidades, y sólo Brabender, infalible, fabuloso y apabullante para el adversario, mantuvo el tipo y se convirtió en pieza maestra de ese 115-92, final que pudo y debió ser mucho más amplio.

Estudiantes, colista

Otros resultados (domingo): Manresa, 97; Cotonificio, 89; Juventud, 14 puntos; Real Madrid, 12; Barcelona, 10; Askatuak y Cotonificio, 8; Pineda, Manresa y Basconia, 6; Granollers, 5; Mataró, 4; Hospitalet, 3; Estudiantes -colista tras perder en Vitoria-, 2.

En Segunda, triunfos de Castilla, Helios y Valladolid, que se mantienen en cabeza.

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