Sólo morirán los pobres
El reciente caso del París St. Gérmain en el fútbol francés obliga nuevamente a pensar en el refrán: «Cuando las barbas de tu vecino ... » Si hubiese sido hace unos años, con el fútbol galo de capa caída, el hecho no sería comparable. Pero en la actualidad, las aberraciones económicas en los clubs de fútbol españoles han llegado a tales extremos que pocos se salvan de estar con el agua de los millones de déficit al cuello,. Ejemplos como el Rayo o el Salamanca, que con gastos mínimos se codean con los «grandes», son la excepción.El problema del fútbol español es que en su carrera desenfrenada de dispendios ha creado demasiados gigantes con pies de barro. El Barcelona, por ser quien es, podrá sostener a un Cruyff, que con sus sesenta millones de esta temporada va a cobrar bastante más que toda la plantilla del Rayo junta -imagínense- Pero los más débiles, que a su nivel han tenido que lanzarse -y querido, por supuesto- a la aventura del «tú fichas, yo ficho», están tocando fondo.
No hay que ser adivinos, por todo ello, para presagiar un futuro muy negro en general, y especialmente cuando las deudas son irreversibles ya en muchos casos. A fin de cuentas, las estructuras no han cambiado y las mentalidades de «nuevos ricos» que ejercen directivos y jugadores, casi siempre a costa de un dinero sin respaldar por ningún patrimonio, tampoco.
Lo triste es que los «grandes» seguirán teniendo créditos por «enchufe» para sobrevivir en sus arenas movedizas, pero a un ciudadano de a pie- no se los darán para comprarse un techo dónde vivir. Y en cuanto a los «medianos», siempre habrá un ayuntamiento que se gaste el dinero en pagar sus de ludas para mantener «el prestigio de la ciudad con su equipo de fútbol», en lugar de asfaltar sus calles. Sólo morirán los «pobres».
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