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Marchais confirma la ruptura de la Unión de la Izquierda francesa

Aunque la noticia no provocó sorpresa, desde ayer es oficial: la oposición francesa de izquierdas se presentará desunida a los comicios legislativos de marzo de 1978; el secretario general del Partido Comunista francés (PCF), George Marchais, lo anunció ante los 3.000 delegados que este fin de semana intervienen en la conferencia nacional del partido en París. En la mayoría de derechas la presentación del programa de Blois, obra del presidente, Valery Giscard d'Estaing, y del primer ministro, Raymond Barre, complica su cohabitación con los gaullistas dirigidos por el alcalde de París, Jaeques Chirac, que rechaza cualquier programa que lo confunda con el giscardismo. Todo ello hace prever una Francia difícilmente gobernable tras el escrutinio de marzo.

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Ni las concesiones del señor Mitterrand, hace tres días, relativas al aumento del salario mínimo de los trabajadores, ni otras más o menos importantes en materia de nacionalizaciones, ni el llamamiento solemne que anteayer lanzó Claude Estier, brazo derecho del primer secretario socialista, han servido para modificar la actitud de los comunistas. Ayer, el señor Marchais recitó nuevamente todas las acusaciones de las que los últimos meses ha hecho objeto al Partido Socialista (PS): víctima de las presiones de la gran burguesía, giro a la derecha, gestión leal del capitalismo, sin olvidar reprocharle al señor Mitterrand su reciente entrevista con el presidente americano, Jimmy Carter. Los socialistas, que ya no contaban con una renegociación del «programa común», consideraban inverosímil que el PCF no aceptase un acuerdo de desistimiento en la segunda vuelta de las, elecciones.Pero, según afirmó ayer el señor Marchais, el PCF sólo dará la orden a sus electores de votar por los candidatos socialistas, en la segunda vuelta, si le satisfacen los resultados de la primera, es decir, si su partido obtiene el 25% del electorado. Conviene recordar que en las últimas legislativas de 1973 el PCF consiguió el 21,25%; de entonces a esta parte han aumentado sus militantes (632.814, según cifras oficiales), pero ningún cálculo previo ha confirmado con certeza el eventual crecimiento de su electorado, máxime teniendo en cuenta que su política de ruptura con el PS ha despertado oposiciones diversas entre los militantes y electores.

Los socialistas y la defensa

El Partido Socialista, también este fin de semana, ha reunido una convención nacional para definir la política de defensa del partido. Se discutirán dos mociones: una de ellas defiende la búsqueda de un desarme general y, entre tanto, mantendría la fuerza atómica actual en el estado en que se encuentre el día de una eventual victoria de la izquierda en las legislativas. La otra moción es más radical y desearía suprimir inmediatamente los bombarderos nucleares Mirage-IV, los misiles balísticos de la planicie de Albión y los misiles tácticos Plutón. Los comunistas, desde que admitieron como un hecho irreversible la fuerte defensa atómica, critican severamente la política de «nebulosa» de los socialistas.

Aun a lo largo de este fin de semana, que confirma el lanzamiento en tromba de la campaña electoral, la mayoría afila sus armas al más alto nivel; el presidente de la República, con el Gobierno en Pleno, se reunió en el castillo de Rambouillet para definir su estrategia y, esencialmente, concluir el llamado programa de Blois, que presentó ayer por la tarde el primer ministro, señor Barre, en esta ciudad; los objetivos que contiene el documento debieran servir a los partidos de la mayoría de derechas para comprometerlos con la acción del señor Giscard a lo largo de la próxima legislatura, pero este compromiso es el que no acepta el líder gaullista, señor Chirac, que desearía no atarse a nada que le impida, cuando lo considere oportuno, declararle la guerra al actual presidente, cara a una eventual crisis institucional, consecuencia del resultado en un pañuelo de las legislativas, y a las presidenciales de 1981. En resumen, los franceses, el próximo día 12 de marzo, podrán escoger entre un programa comunista, otro socialista, otro que pudiesen preparar los radicales de izquierdas, el que patrocina el presidente de la República, complementado con el «proyecto republicano» del partido giscardiano y el de los gaullistas; los observadores se preguntan por el posible Gobierno capaz de gobernar a Francia tras los resultados definitivos del día 19 de marzo próximo.

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