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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Prohibido el paso a minusválidos

El pasado sábado día 17 de diciembre me disponía a pasar un rato en la discoteca Miami, situada en la calle Barberán y Collar, de Getafe.En el vestíbulo, el portero me preguntó que dónde íbamos, a mí y a la persona que me acompañaba. Naturalmente, le contesté que queríamos pasar dentro de la sala. El portero se negó rotundamente a dejarme pasar, por encontrarme en una silla de ruedas. Mi asombro fue mayúsculo, teniendo en cuenta que esto era la primera vez que me ocurría. Naturalmente, las cosas no se quedaron así y pedí una razón, pero, claro, no la había. Pedí hablar con el dueño. « Está bien contestó pero espere en la calle, porque aquí está usted estorbando». De allí no me moví y esperé a que viniera el dueño. A su pregunta de qué era lo que ocurría, le manifesté que el portero me había prohibido la entrada porque estaba en una silla de ruedas. «El portero cumple mis órdenes», me contestó. De manera que se autoafirmaba en lo que había ocurrido. Después de hacerle constar que en ninguna parte, a pesar de conocer muchas, me había pasado nada igual, solicité la hoja de reclamaciones; ante esta petición todo cambió, ya todo fueron amabilidades y disculpas, permitiéndosenos la entrada, pero, eso sí, con una advertencia: «Tengan en cuenta que éste es un lugar para jóvenes.» Esta salida de tono tan sólo tiene una explicación: el dueño del local se extrañó de ver a personas que con una apariencia normal y con una capacidad de respuesta a sus insolencias aparecieran por allí, ya que en estos sitios se permite la entrada a quienes, justamente, les está prohibido. Menores.

No es la primera vez (ni será la última) que a un minusválido se le cierran las puertas no sólo de una discoteca, sino de un trabajo, de un museo, de un autobús, del Metro, de un taxi, etcétera.

Hemos hecho una sociedad adaptada solamente a un determinado tipo de personas, las que «no damos esa medida» nos tenemos que quedar sin poder entrar a una cabina de teléfono, asistir a un teatro que no reúna unas condiciones determinadas, entrar en cualquier servicio público, y así podría seguir hablando.

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