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Una pérdida para la izquierda peruana

«La muerte de Velasco Alvarado significa una inmensa pérdida para la izquierda. En 1978, habrá elecciones para una Constituyente. En 1980 para presidenciales. Velasco en ningún caso hubiera podido ser candidato, por motivo de salud. Pero en cambio encarnaba un poder moral. Hubiera podido por tanto señalar algunas candidaturas, algún partido como la continuación de su revolución. Su muerte favorece a la derecha declaró ayer a EL PAIS el periodista Hugo Neira, uno de los mejores conocedores de esta etapa.«La revolución con Velasco atrajo a la vida política fuerzas sociales, ahora con posición socialista. Campesinos, trabajadores industriales, vecinos de pueblos jóvenes se trata de sectores de la sociedad, dejados tradicionalmente al margen, y que hicieron su irrupción tumultuosamente en los años del velasquismo».«Casi todo el mundo, a excepción de Acción Popular, partido del derrocado presidente Belaunde, puede considerarse heredero del velasquismo. En efecto, se ha formado el movimiento al socialismo. Luego existe, con rápido crecimiento del PSR (Partido Socialista Revolucionario) cuyo presidente es el ex general Leónidas Rodríguez que hace poco pasara por Madrid. Este es el único partido con dirigentes en el exilio. También se reclaman del postvelasquismo el Partido Comunista y la Democracia Cristiana. Por último, inclusive el APRA, pretende que el programa de transformaciones del Gobierno de Velasco es extraído de su viejo programa de los años 30.

«¿Qué queda del velasquismo? De una manera genérica y global, Perú no es el mismo país anterior a 1968. Han ocurrido mutaciones decisivas, por ejemplo: no hay más oligarquía. Es decir, esa amalgama de grandes terratenientes, grandes banqueros, grandes mineros y grandes exportadores que además controlaban el poder político y cultural. Queda un muñón de burguesía industrial que no es lo mismo. En segundo lugar, se ha incorporado el campesino a la vida del país y, en tercer lugar, hay la irrupción de todo ese conjunto de fuerzas emergentes que indicaba hace un instante y que componen un nuevo espacio político.» «¿Después de la Constituyente qué quedará del velasquismo? Eso depende del restablecimiento de la democracia representativa entre dentro de un criterio de exclusión o de incorporación. Si a la constituyente solamente acuden dentro de una legitimidad restringida los partidos tradicionales es decir, si queda excluida la Democracia Cristiana, el Partido Comunista, el PSR, el MAS y otras fuerzas de izquierda, entonces formalmente el Parlamento podrá concluir por deshacer las obras de transformación del período de Velasco. La democracia se presentaría como una trampa para el retorno de las multinacionales y espero que ocurra todo lo contrario. Que se constituya en Perú «una clase política, es decir dentro de la democracia representativa, un centro que lo ocupará el APRA, una derecha que será Acción Popular y una izquierda que viene del velasquismo pero que ya no cree más en golpes militares.

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