El Rayo se creyó igualmente grande en la Copa
El Rayo «matagigantes», el Rayo de la fe, defraudó en la Copa. Si bien no presentó la alineación titular, sí hizo jugar a hombres que intermitentemente vienen haciéndolo. Hubo cierta subestimación hacia el contrario, que según pasaron,los minutos se transformó en nerviosismo. El Huelva presentó una táctica defensiva y jugó toda la segunda parte con un hombre, Ocaña, lesionado. Pese a ello, el Rayo no logré ningún gol.Las experiencias que quiso hacer Héctor Núñez en esta eliminatoria de Copa resultaron nulas. José María se mostró impreciso; Luna, desastroso; Guzmán, alocado y falto de forma; Astegiano, inoperante, y Potele no demostró nada nuevo. Los demás jugadores estuvieron en una línea en exceso decorosa con alarmantes fallos de Uceda al final del partido.
Las oportunidades de gol que pudo crear el Rayo fueron mínimas y circunstanciales, porque el remate más peligroso lo protagonizó Guzmán en un balón que se encontró despejado por la defensa. El Huelva, en su juego ofensivo, tampoco lució. Sólo Lapi y Lora, poco antes del descanso, protagonizaron jugadas de cierta dinámica y peligro. Ya a punto de finalizar el partido, Hierro evitó la derrota de los madrileños en una antirreglamentaria salida de su marco ante el bombeo de Rincón, que se fue completamente solo desde el centro del campo al aprovechar un error de Uceda.
El Rayo nunca pudo salvar el poblado centro del campo onubense ni zafarse de los marcajes de sus pares. Tampoco puso mucho empeño para hacerlo con juego de conjunto, y al final tuvo que escuchar las protestas de un público aburrido y defraudado, que sólo pudo aplaudir las espectaculares acciones del menudo y buen extremo Lapi.
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