_
_
_
_
_

El aborto clandestino es la tercera causa de mortalidad materna en Portugal

Una entrevista con la esposa del presidente Eanes, con ocasión del reciente nacimiento del segundo hijo del matrimonio presidencial, relanza en Portugal la polémica del aborto.Las declaraciones de Manuela Eanes han renovado las esperanzas de centenares de miles de mujeres portuguesas, al pronunciarse por la «descriminalización del aborto». Pero reflejan también toda la ambigüedad de una posición oficial que no ha sabido aún liberarse de los tabúes y del terrorismo moralizante: para la primera dama del país, el aborto es una cosa «humillante para la dignidad de la mujer», que debe ser descartada «salvo en casos terapéuticos», sustituida por una política de planeamiento familiar.

Tres años después de la revolución de abril, muy poco se ha hecho a nivel del Estado para atacar la auténtica plaga social que significa el aborto clandestino: los médicos estiman en 100.000 por año la interrupciones de embarazo realizadas en el país, en las más diversas y peligrosas situaciones.

Con 2.000 muertes por año, el aborto clandestino es la tercera causa de mortalidad materna en un país donde todavía el 80% de las mujeres dan a luz sin asistencia médica.

La Constitución de 1976 prevé que el Estado se encargará de «promover por los medios necesarios la divulgación de los métodos de planificación familiar y de organizar las estructuras jurídicas y técnicas que permitan el ejercicio de una paternidad consciente», pero, en lo jurídico sigue en vigor el artículo 358 del Código Penal de 1896, que prevé penas de prisión mayor de dos a ocho años para los casos de aborto provocado.

A pesar de la ordenanza de 16 de marzo de 1976, que integra la planificación familiar dentro del esquema estatal de protección materno-infantil, apenas 160 centros funcionan actualmente en el país, casi todos en las grandes ciudades, en condiciones precarias y totalmente imposibilitados de hacer un trabajo consecuente de divulgación y propaganda.

Mientras un diputado del CDS (democristiano de derecha) lo acusaba de preparar una nueva agresión contra los sentimientos religiosos del pueblo portugués, la prensa de provincias se llenó de artículos y editoriales donde se mezclaban las acusaciones de libertinaje sexual, defensor del nudismo, de la pornografía y de la delincuencia juvenil, y comparaba al ministro con los grandes criminales de la historia, desde Herodes a Stalin, pasando por Hitler.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_