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España ganó el partido y la clasificación

España venció a Yugoslavia y jugará así el mundial de Argentina. TYas una primera parte angustiosa, con un tiró al poste de Safet Susic y un balón sacado por Olmo en la misma línea, dominó la situación en la segunda con la baza decisiva de que San José pudo con Surjak y la defensa española mantuvo su buen tono. El gol español, fruto de un contraataque, fue por ello lógico. El partido, no obstante, continuó con la misma dureza que al comienzo y aumentaron los incidentes hasta límites intolerables. Esto trascendió incluso fuera del campo y varios aficionados y períodistas fueron golpeados. La decepción yugoslava alcanzó también cotas insospechadas por no saber encajar la derrota.España se sostuvo en el primer tiempo, aunque Olmo, al rechazar en la misma raya un balón con la cabeza y el poste inmediatamente después a sendos tiros de Safet Susic, evitaron el merecido gol yugoslavo. En efecto, con diez comers -tras el quinto sucedió la jugada- botados por el cuadro de Valok se demostró bien a las claras que el dominio balcánico fue evidente. Tuvo una laguna entre los minutos quince y veinticinco, pero fue precisamente en el veintiocho cuando la seleción española pasó los mayores apuros en la ocasión citada.

Como se esperaba, Kubala fue muy precavido. Planteó el partido con un 4-4-2, que intentó ser elástico, pero que como también era de esperar no funcionó apenas para el ataque. Ni siquiera la presencia de Cardeñosa por el esperado y más potente López, quizá para aprovechar las mejores cualidades de aquél para el pase, sirvió de nada. Juanito y Rubén Cano, éste especialmente, navegaron sin rumbo como en otras ocasiones, al igual que dos peones abandonados. A pesar de ello, el rojiblanco provocó la única y mejor ocasión española, al borde mismo del descanso, al arrebatar con su estilo aprovechón habitual un balón a Stojkovic y dejarlo en inmejorables condiciones a Leal. Su compañero, que pese algunos fallos fue el más entonado del centro del campo, tiró muy mal.

La lucha en la zona central, la fundamental en el partido ya desde sus inicios misteriosos, fue bien clara y favorable a Yugoslavia. Surjak no fue para San José el Kempes del día del Valencia en Chamartín y el capitán yugoslavo le dio muchísimo trabajo en la pri mera parte. Sus centros fueron siempre de una precisión admirable buscando la cabeza de Kustudic. Las claves átaca:ntes yugosla vas fueron dos: la citada y el preparar balones pata los disparos potentísimos del goleador Safet Susic. La inferioridad española aún sólo con esas dos armas, tenía que ser evidente por todo ello, pues además, Sead Susic bregó incansablemente ante un Leal menos marcador que constructor siempre y el emparejamiento Trifunovic-Asensi quedó equilibrado Cardeñosa, mientras tanto, sostuvo al menos a MuzÍnic en su parcela defensiva.

La lesión de Pirri, por dos entradas casi sucesivas en los minutos cuatro y ocho, a cargo de Kustudic y Sead Susic, respectivamente, dio a Olmo la enorme responsabilidad de cubrir las espaldas a la delensa, cosa que hizo muy bien porque es un hombre oscuro, pero de calidad. La defensa pasó apuros ante la avalancha yugoslava, pero cum plió con creces. Marcelino, salvo en los dos tiros citados, secó a Safet Susic, Miguel no dejó a Kustudic rematar a gusto nunca de cabeza y Camacho fue el que menos pro blemas encontró en un desdibuja do Popivoda, que acabaría siendo sustituido. Miguel Angel apenas tuvo trabajo.

El gran miedo de la segunda parte era que continuara el dominio yugoslavo y el agobio incesante de los corners, cedidos en la primera mitad algunas veces «in extremis». O quizá que la dureza llevara a más lesiones o más tarjetas que rompieran el, ritmo. Aún quedaba, claro, la esperanza de que fructificara algún contraataque y de que fuera decisivo el enorme, peso que recaía sobre Yugoslavia al tener que marcar tres goles en un sólo tiempo. Efectivamente, así fue; incluso antes ya Rubén Cano pudo marcar a pase de Juanito, pero tras salvar al portero no pudo evitar que saliera fuera el balón.

Sin embargo, para que llegara el contraataque decisivo España jugó previamente mucho mejor que Yugoslavia. San José pudo ya con Surjak y nadie ordenó en el equipo de Valok. Su recurso de sacar a Vuktovic y a Hajtovic, dos delanteros, le hubiese servido; curiosamente, si en el minuto 61 el primero de ellos, tras regatear a tres españoles, no tira algo desviado ante Miguel Angel. Pero la contestaciónespañola no pudo ser mejor, y a continuación, ya sólo Surjak tuvo una ocasión. Los incidentes finales, lamentables desde todos los puntos de vista, dentro y fuera del campo, no vinieron a indicar más que la excesiva tensión acaba con el deporte, y en esfe caso con el fútbol. El avisó de lo que puede suqeder en Argentina, de seguir las cosas así, debe ser tomado en cuenta por la FIFA. Un fútbol así no merece la pena, aunque para España haya tenido el premio de una clasificación no demasiado trabajada.

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