Concesiones escolares
Aunque la atención deportiva española se centre, cada día un poco más, en el próximo Yugoslavia-España, es bueno referirse a un tema debatido estos días y crucial para la futura buena marcha, por fin, del deporte nacional. Ni más ni menos, porque afecta directamente a su base y porque ahí, por ejemplo, podrá deducirse en una ocasión posterior que no haga falta pasar angustias de última hora ni esperar doce años para ir a un Campeonato Mundial de Fútbol.La referencia es, en principio, un aviso; un temor, quizá. La desaparición de la Delegación de la Juventud supuso que el deporte escolar quedara provisionalmente desamparado. A estas alturas, y con las deficiencias que se aprecian en el deporte español, resulta obvio repetir y asegurar que la mala planificación de esta parcela básica ha repercutido directísimamente en que, salvo escasas excepciones, nuestros deportistas adultos sean, en el mejor de los casos, gigantes técnicos con pies físicos de barro.
Se ha creado la ADECE (Asociación Deportiva Española de Centros de Enseñanza) para hacerse cargo del deporte escolar en combinación con el Consejo Superior de Deportes. La Federación de Atletismo, básica donde las haya, parece reacia a colaborar. La verdad es que a nosostros no nos resulta extraño. Por el medio del nuevo tinglado del deporte escolar aún están, según una frase gráfica, «los mismos perros, con distintos collares». Para volver en el túnel del tiempo a épocas pasadas es mejor no colaborar. El Consejo Superior de Deportes tal vez ha hecho, o está haciendo, concesiones en este campo, que en el futuro quizá se tenga que volver -por segunda vez, varnos- a arrepentir.
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