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Tribuna:El futuro de la Banca: los grandes/ 1
Tribuna
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El proceso de concentración romperá el "Club de los Siete"

En breve plazo el proceso de concentración de la banca española provocará la presencia de bancos con recursos superiores a los 10.000 millones de dólares (unos 850.000 millones de pesetas), cifra homologable a las que registran las grandes entidades financieras europeas, directas competidoras cuando se produzca la integración en la CEE.Al margen de las consideraciones que desde la derecha o la izquierda pueden hacerse sobre lo deseable o no de este proceso de concentración, lo que sí parece es que éste es inevitable si no hay cambios sustanciales en la evolución social española.

A lo largo de los últimos cuarenta años casi un centenar de bancos han desaparecido por fusión o absorción de otra entidad. La única excepción fue el Banco de Ferrerías, dado de baja en 1967 en una auténtica quiebra. En este fenómeno radica el crecimiento reciente de algunas entidades como Central, Santander y en alguna medida Popular, Banesto y Bilbao. Hispano, por ejemplo, que era el primer banco hasta los cincuenta, perdió gas fundamentalmente por no participar en ese proceso de, concentración. Su relación intensa con Urquijo nunca llegó a madurar y en estos momentos parece ya un matrimonio imposible.

Una vez que se liberalizó el proceso de expansión bancaria (agosto de 1974) las fusiones se realizan o para superar una grave dificultad del banco fusionado o para hacer más fácil y rápida la expansión.

A pesar de esta libertad, los expertos bancarios coinciden en el criterio de que nuevas concentraciones y absorciones van a producirse en los próximos meses y años y que supondrán una sensible modificación del esquema y posiciones actuales de la banca.

En este punto, y por hacer historia, hay que recordar que mediados los sesenta y antes de que la enfermedad de Ignacio Villalonga le apartara del manejo del Central, estuvo a punto de producirse la gran operación de concentración bancaria. Central e Hispano tuvieron su romance maduro y las cuentas hechas para unirse y únicamente la decisión política de Franco, tocado, según hemos sabido después, del subsecretario de Hacienda, Luis Valero Bermejo, impidió la operación. Villalonga quiso luego unirse al Popular, pero la enfermedad no le dio el tiempo necesario para ultimar los papeles y las decisiones.

La operación Escámez-Fierro

La operación Central-Ibérico puede considerarse la primera de esta nueva época. Ambos bancos son dos de las entidades más sanas y organizadas del país. Ambas tienen un estilo claramente diferenciado y el mayor problema de su matrimonio será, sin duda, la integración de dos equipos de personas (16.000 y 3.000, respectivamente) que hasta ahora operaban en distinta onda. ¿Qué razones hay para la fusión? Al margen de las dadas oficialmente, la clave reside en la voluntad irrefrenable del Central (léase Alfonso Escámez) en llegar a la cabeza de la comunidad bancaria, con todo lo que ello comporta. Por parte del Ibérico, o mejor, de sus socios mayoritarios (familia Fierro) el objetivo parece retirarse a un segundo plano en el escaparate financiero en tiempos poco propicios.

La carrera Central-Banesto. Después de esta operación, sorpresa para muchos, se producirán sin duda otras que modifiquen el panorama bancario. En medios financieros se especula estos días con la reacción de Banesto. Aunque portavoces calificados han desmentido, lógicamente, cualquier contacto pro fusión, lo normal es que Banesto se entienda antes o después con el Banco Coca e incluso con el grupo Rumasa en su conjunto o con alguna entidad del grupo en concreto. El Coca, por idénticas razones que él Ibérico, tendrá que retirarse del escaparate, y la familia preferirá ser un accionista importante del banco uno o dos a ser el mayoritario del banco once. La dificultad puede estribar en el hecho de que los expertos califican peor al Coca que al Ibérico en cuanto a negocio sano, organizado, rentable y con futuro. En el caso Rumasa el proceso puede ser similar: ¿Es posible que una familia mantenga un proceso de acumulación controlada tan vigoroso como el producido en la última década? Posible puede ser, pero aconsejable no lo es.

Pasando ya a la especulación, podemos decir que Banesto, con las próximas fusiones que realice, que incluso pueden ser interesantes para decantar el esquema de poder dentro del banco cuando se. produzcan las inevitables sucesiones del actual equipo, se convertirá en un banco del tamaño de los que hablamos al principio de este artículo.

El Central lo tiene más fácil porque tiene más ritmo, mejor organización y un camino más programado. A la operación Ibérico puede seguir, antes o después, el Banco de Valencia (51.000 millones de recursos totales), ya incorporado a la órbita del Central desde la época de Villalonga. Si no se ha producido la fusión hasta ahora es por razones personales y porque ello no parecía absolutamente necesario. Junto al Valencia, el Central tiene un banco industrial poderoso (72.000 millones de recursos totales), que recientemente incorporó al Banco Industrial de León. Candidatos posibles a incorporarse al Central son, en estos momentos, el Pastor (banco nueve del ranking), entidad también de carácter familiar (presidido por la viuda de Barrié de la Maza, conde de Fenosa), sin sucesión clara, con dimensión regional y que cada vez se le ve más cerca del Central en la operativa financiera. Conviene recordar que el Pastor tuvo estrecha relación con Banesto a través de Pedro Barrié, dueño del Pastor y accionista importante del Banesto. En los sesenta se planteó una posible operación con el Santander, que a última hora no llegó a cristalizar. Hay que señalar también que el Central es también el primer accionista (del diez al 12%) del Banco Zaragozano (44.000 millones de recursos totales), aunque no parece verosímil a corto plazo una fusión de ambos. El Central es también primer accionista del Popular (y viceversa), aunque tienen pacto mutuo de no intromisión.

Rupturá de los siete

De este panorama lo que puede resultar es que en la carrera por la titularidad del buque insignia de la banca, Banesto y Central se separen considerablemente de los más grandes y constituyan una especie de división de honor A en el poderoso sector financiero. El Hispano no parece que pueda mantener la carrera de sus colegas en la cabeza del ranking, y junto a los otros cuatro grandes (Bilbao, Santander, Vizcaya y Popular) formaría la división de honor B. Esto siempre que entre ellos no se produjera algún matrimonio que aumente el número de socios A.

Los bancos vascos, aunque algunos insinúan una posible colaboración futura, no parece lógico que lleguen a unirse. Es más verosímil que cada uno por su lado lleguen a acuerdos con otro grande o con bancos medianos o pequeños. La diversificación de riesgos, y puede entenderse por ello su reducción en el País Vasco, puede ser causa de alguna fusión en este sentido. El Bilbao tiene ya una diversificación importante y el Vizcaya tendrá que buscarla para evitar problemas.

El Santander, por su parte, puede ser el único banco familiar grande con cierto futuro. Es un banco sano, bien administrado y diversificado, con importante presencia exterior y vocación de rentabilidad por encima de rankings. Lo que ocurra después de la sustitución natural de, su presidente es algo de difícil previsión en estos momentos. En cuanto al Popular, aparece como banco en plena fase de prudencia, serenidad, saneamiento y adaptación a la nueva época. Tiene un grupo claro e integrado formado por los Bancos Andalucía, Castilla, Galicia, Crédito Balear y La Vasconia. Está atento al fenómeno regional (por ello mantiene el grupo) y no tiene demasiadas preocupaciones de ranking. Su punto más débil es Cataluña, a pesar de que su presidente es catalán. Puede mantenerse perfectamente como banco independiente, rentable y en buena posición o caer en la tentación de la aventura con el Central, ya planteada en épocas pasadas. Luis Valls, presidente del Popular, fue consejero del Central, conoce esa casa y es uno de los más jóvenes (aunque veterano) cabezas de fila de la gran banca.

En el capítulo de las conclusiones podemos apuntar lo siguiente:

La operación Central-Ibérico abre una nueva etapa en el reparto de poderes y de papeles del sistema financiero español.

La carrera por la cabeza del ranking se va a hacer más apretada y cerrada en los próximos meses y años. Todo parece indicar que el Central tiene mayor fuerza y posibilidades de mantener la primacía en los ochenta. Lo que pase después es prematuro imaginarlo.

Las entidades de tipo familiar, con un grupo industrial al lado en el que mantienen posiciones accionarias importantes, y recursos superior a los 40.000 millones, tenderán a desaparecer e integrarse en grupos mayores, con objeto de diluir riesgos, enmascarar pérdidas o retirarse de un peligroso escaparate de poder económico.

La estructura de los siete grandes tenderá a romperse en breve plazo, de manera que quedarán dos supergrandes y los otros en otra dimensión, siempre que entre ellos mismos no se produzcan noviazgos ahora poco previsibles.

El futuro de la banca mediana y pequeña, regional y locales tema para otros artículos

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