_
_
_
_
Reportaje:La polémica de las centrales nuclearesSUECIA

La energía atómica divide radicalmente a los suecos

Suecia es, en la actualidad, el país más nuclearizado del mundo. «Per capita», se entiende.Su entrada en la era nuclear se fue produciendo paulatinamente. En 1947 se creó una compañía para la investigación de la energía nuclear, AR Atomenergi. Una de las funciones de AB Atomenergi era proporcionar al Gobierno los conocimientos necesarios para tomar decisiones en ese campo de la técnica. En 1,956 el Parlamento decidió, por unanimidad, continuar las investigaciones en torno a la energía nuclear. El Parlamento tomó su decisión prácticamente sin debate y basándose en unos datos, en unas informaciones muy elementales. Nada se dijo sobre los ingentes gastos ni sobre los peligros que implicaba la energía nuclear. Eran los tiempos en que reinaba un desenfrenado optimismo en esa energía.

En 1963 se construyó cerca de Estocolmo un pequeño reactor experimental.

A finales de 1960 las industrias suecas, basándose en la decisión parlamentaria de aceptar la energía atómica como una fuente de energía utilizable y de aprobar créditos para la investigación, comenzaron a planificar la construcción de veinticuatro reactores. Se contaba con finalizar su construcción hacia 1990.

Pero la opinión pública fue evolucionando, y a principios de 1970 una encuesta de opinión señalaba que más del 50 % de los suecos estaban en contra de la nuclearización del país. Los partidarios de la energía nuclear apenas pasaban del 20 %.

Fue, sin duda, la evolución de la opinión pública lo que motivó el debate parlamentario que tuvo lugar en 1975 en torno a la energía nuclear. El Parlamento redujo la cifra de veinticuatro reactores -que se había estado manejando hasta entonces- a doce. Dos partidos apoyaron esta proposición: el Partido Conservador y el Partido Socialdemócrata. El Partido Liberal aceptaba once reactores, lo que, en realidad, lo colocaba junto a los partidarios de la nuclearización del país.

El Partido del Centro y el Comunista votaron en contra. Su posición era muy similar: aceptación durante un período de transición de los reactores en funcionamiento y preparación de un plan para desmantelar la energía nuclear. Se decidió, pues, por mayoría que Suecia construiría doce reactores, y esa decisión estaba apoyada por dos partidos burgueses, conservadores y liberales, y un partido obrero, el Socialdemócrata.

La energía nuclear derriba a los socialistas

Pero la nuclearización del país se convirtió en un tema extraordinariamente discutido en Suecia.

Durante la campaña electoral de 1976 fue, sin duda alguna, el problema que dominó los debates finales. Durante la. conferencia de prensa que dio el primer ministro, Olof Palme, apenas conocida su derrota electoral, señaló la cuestión de la energía nuclear como la causa de su derrota.

La coalición burguesa que tomó el Poder está formada por el Partido del Centro, el más grande enemigo de la energía nuclear, y el Partido Conservador y el Liberal, ambos partidarios de ella.

Las cuestiones energéticas son básicas para el Partido del Centro (un partida de origen agrario), y en la declaración gubernamental sobre la energía se subrayaba como objetivo del Gobierno la sustitución de la energía nuclear por otras. Se nombró una Comisión Nacional de Energía, formada por quince personas. Esta comisión deberá presentar sus principales propuestas en marzo del año que viene, y terminar sus trabajos en julio. Una de sus proposiciones, por lo menos, debe tener como objetivo el desmantelamiento de la energía nuclear para mediados de la década de 1980, sin que afecte negativamente a la industria, el empleo, etcétera, y señalar la forma de conseguirlo.

Pero la creación de esta comisión no borra la enorme sensación de traición de promesas electorales que provocó la decisión del Gobierno de permitir la puesta en marcha del reactor número dos de Barsebäck.

El presidente del Partido del Centro, señor Fälldin, hoy primer ministro, había prometido al país, por televisión, de una manera extraordinariamente convincente, que un Gobierno en el que participase el centro no permitiría poner en marcha ningún nuevo reactor. En marzo de 1977, apenas seis meses más tarde, el reactor dos de Barseback se ponía en marcha. Evidentemente, los conservadores y liberales habían ganado la primera batalla. Lo que consiguió el Partido del Centro fue el poner una condición a la empresa que explota Barsebäck de que debe «solucionar los problemas de seguridad inherentes a la manipulación de residuos radiactivos».

Evidentemente, la situación es complicada. Un Gobierno dividido en una cuestión que la. opinión pública considera vital, ¿podrá seguir contando con la confianza de su pueblo? ¿Cederán los conservadores en sus exigencias de expansión nuclear, tan importante para los intereses industriales suecos?

Se siguen construyendo centrales

¿Cuál es la situación actual de las centrales nucleares? El Parlamento aprobó la construcción de doce reactores situados en cuatro centrales levantadas en la costa.

Hoy día funcionan cinco reactores, mejor dicho, funcionan seis, si contamos Barsebäck dos, el reactor que el hoy primer ministro Falldin prometió no poner en marcha.

A pesar de ello, el primer ministro sigue repitiendo a hora y a deshora que «para 1985 ya no habrá en Suecia energía nuclear».

No obstante se siguen construyendo, ante el asombro de una buena parte de ciudadanos, cuatro reactores más, sin que nadie sepa el destino de las costosísimas instalaciones. Obviamente, si el primer ministro piensa seguir siendo primer ministro, estos miles de millones de coronas que están costando los reactores no producirán ni un vatio de energía, si el señor Fälldin cumple sus promesas.

Los otros dos reactores que completan el cupo aprobado por el Parlamento en 1975 han visto frenado el comienzo de las obras en las construcciones, pero no la de la maquinaria, es decir. el propio reactor, las turbinas, etcétera. El asombro ante esta «política» es extraordinario.

La técnica que se utiliza en las centrales es en buena parte sueca. La mayoría de los reactores han sido fabricados por ASEA-ATOM (empresa formada por el grupo ASEA y el Estado, 50 % cada uno). Son «reactores de agua en ebullición» (boiling water reactor).

También es importante subrayar que en Suecia no se utiliza el reactor rápido regenerador (llamado en inglés breeder reactor) por considerársele prácticamente como una peligrosísima fábrica de transformación de uranio 238 en plutonio 239.

El combustible de los reactores se fabrica en Suecia. Lo fabrica la empresa ASEA con materia prima, es decir, uranio enriquecido, proviniente de Estados Unidos. La. técnica existe, pero no una planta enriquecedora de uranio.

Lo que sí existe en el país es uranio. En Rannstad está el yacimiento más grande del mundo (de los conocidos hasta la fecha), donde se está efectuando una cierta extracción de carácter experimental.. Pero también en esa materia existen problemas. El municipio de Rannstad acaba de negar el permiso para ampliar la explotación de uranio en su territorio por consideraciones de defensa de la naturaleza.

En Suecia, la legislación es terminante a este respecto. Un municipio tiene derecho a vetar «cierto tipo de actividades ». Entre esas actividades está la explotación minera del uranio.

Ya hemos señalado que tanto el Partido Conservador como el Liberal están a favor de la energía nuclear. El Partido Socialdemócrata tiene problemas internos: una minoría quiere una ampliación del empleo de la energía nuclear, otra minoría está completamente en contra de la energía nuclear, y la gran masa del partido acepta, muchos a regañadientes.

De las contradicciones, al referéndum

El centro se encuentra en una situación extraordinariamente difícil: el Gobierno del que forma parte, y del que su presidente es primer ministro, está realizando una política que va en contra de la línea del partido.

El Partido Comunista está en contra de la energía nuclear y propone un desmantelamiento de las centrales existentes para 1990, aproximadamente, es decir, cuando se haya solucionado el problema energético del país de manera satisfactoria sin la energía nuclear.

¿Cómo llenar el vacío que se produciría al eliminar la energía nuclear? Las respuestas son muy convencionales: energía producida por ríos, viento, sol, bosques energéticos, etcétera.

El Partido Comunista no cree que esto pueda solucionarse en el marco de la sociedad de consumo. El Partido del Centro, sí, y subraya la importancia del ahorro de energía voluntario en la solución de la crisis (cosa que ha fracasado rotundamente).

Ninguno de los dos partidos, Centro y Comunista, estaría dispuesto a aceptar la construcción de centrales hidroeléctricas en los cuatro grandes ríos del país, por consideraciones de defensa de la naturaleza. (Se considera que la energía que podrían producir esos ríos equivale a la producida por cinco reactores nucleares.) Y es que la Asociación de Salvadores o Conservadores de los Ríos del Norte ya ha puesto el grito en el cielo ante el mero pensamiento de romper el equilibrio ecológico de unos paisajes intocados de Europa.

Se mantiene un cierto escepticismo sobre estas encuestas, y los partidos de Centro y Comunista proponen un referéndum nacional sobre éste asunto.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_