El "Eurobetis", goleado con estrépito en un solo tiempo
El «Eurobetis» -como se le ha dado en llamar al equipo sevillano, que tan buena campaña lleva en la Recopa europea- fue goleado con estrépito por el Real Madrid. El cuadro blanco, tras una primera parte anodina, en la que jugó encogido, acomplejado por el buen hacer ya habitual del centro del campo bético, se desperezó con fuerza en la segunda y, luego de marcar el primer gol en un barullo, aprovechó el desconcierto y los fallos en el marcaje de los rivales para lograr otros tres.El partido nocturno, no pasado por agua -quizá porque ya había caído toda durante el día-, pero sí con un frío respetable, tuvo dos fases completamente distintas. El «cuentocampismo», como alguien atinadamente ha denominado esta mala manera de jugar al fútbol, se hizo amo y señor de la primera. El Betis, con sus tres hombres clásicos: López, Alabanda y Cardeñosa, lo único que hizo fue retener el juego en demasía -aunque también le interesaba para frenar el ímpetu madridista-, pero sin fruto posterior ninguno. El Madrid, que salió con una especie de complejo hacia un Betis con fama de firme y seguro, no empezó a funcionar hasta que sus dos laterales, Sol y especialmente, Camacho, iniciaron sus avances por los extremos
Antes, y pese a que a los dos minutos Santillana quitó muy bien un balón a Biosca y su disparo salió rozando el poste izquierdo de Esnaola, el Madrid sólo corrió alocadamente y siempre por el centro. El juego fue un continuo barullo por esa zona.
El primer fallo del Betis fue dejar demasiado sueltos a Sol y Camacho. Ni Gordillo ni García Soriano supieron pasar de «marcados» a «marcadores» cuando la situación lo requirió. Un tiro de Sol, amén de otro y, dos centros, que no encontraron remate adecuado de milagro, a cargo de Camacho, fueron los avisos. Además, otro disparo de San José, que envió a córner con apuros Esnaola, vino a dar el tono de lo que iba a ser la segunda parte.
El novel convocado con Kubala está en un momento de fuerza y moral que supera con creces sus deficiencias -algunas aún lógicas- de clase y recursos. El domingo, sin ir más lejos, se bastó y sobró para aburrir y oscurecer a Cardeñosa en su emparejamiento del centro del campo. Precisamente, él sería el autor del primer gol, tras un centro tiro de Jensen por el extremo izquierdo. El fútbol se inventó, con extremos y por mucho que los técnicos quieran disfrazarlos, son armas fundamentales. Sobre todo, si como el domingo dos equipos se empeñan en jugar siempre por el centro y se embarullan en una lucha sin frutos por falta de espacio.
Ello no quita, naturalmente, para que los goles también puedan venir por el centro y buen ejemplo de ello fue el tercero de Stielike, que recibió un balón arrebatado por Wolf a Megido, hizo una pared perfecta con Jensen. Pero ya para entonces el Betis había cometido su segundo gran fallo: los marcajes no existían. Y si se intentaban, también se fallaban, como Sabaté, al no interceptar de cabeza el centró que daría lugar al segundo tanto. Hubiera sido curioso, no obstante, saber cómo se habrían desarrollado las cosas si Miguel Angel no para un tiro raso de Cardeñosa, el único de todo el partido, nada más conseguir el Madrid su primer gol. Tal vez ahí perdió el Betis su último cartucho.
El equipo de Molowny empieza a tener -o sigue teniendo, pero en aumento- la gran virtud de luchar lo indecible, de anticiparse al contrario siempre, de no dar un balón por perdido, a semejanza de aquél equipo yeye que asombró a todos hace unos años ganando una Copa de Europa tras las cinco anteriores de los «maestros». Por ahora le basta esto, sin que su juego tenga aún entidad de bloque. El que Santillana volviera a lucir su cabezazo ya es anecdótico. Lo mismo pudieron ser cuatro que más los goles en los minutos finales.
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