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Reportaje:

Actualidad pedagógica de Giner de los Ríos

Un ideario educativo que sigue siendo válido

Que hoy Francisco Giner de los Ríos, un hombre que vivió su fecunda vida pública desde la Revolución de 1869 hasta 1915, esté de actualidad puede parecer sorprendente. Bien pensado, sin embargo, no tiene gran cosa de sorprendente que, tras el «paréntesis» franquista, se vuelva a recuperar no sólo la figura -que siempre será recuperable-, sino, más todavía, el ideario pedagógico de Giner. Y esto, más que sorprendente, es lamentable. Lamentable porque las ideas de Giner en materia pedagógica deberían estudiarse, eso sí, pero como parte, y muy importante, de la historia de nuestra pedagogía, al igual que se estan haciendo con sus ideas filosóficas y jurídicas. Sin embargo, la recuperación pedagógica de Giner no es histórica, es actual, y su palabra suena hoy a nuestros oídos como muy directa y aplicable.Naturalmente, lo lamentable de esta recuperación está, no en la recuperación en sí, sino en que todavía tengamos que recuperar a Giner. Y ello por dos razones: porque significa que Giner ha sido olvidado, cuando no despreciado y perseguido en sus seguidores y en su obra (recuérdense los decretos del 39 y del cuarenta, prohibiendo la Institución, o el cambio de nombre de Giner, de algunos grupos escolares), y porque la mayor parte de sus ideas educativas son, aún hoy, un ideal no fácilmente alcanzable. Lo lamentable, pues, es que nuestra «educación» siga siendo en gran medida sólo «instrucción» que los sistemas de control, de exámenes, de notas-premio y notas-castigo, continúen esclerotizando nuestra escuela y nuestra universidad, que se reproduzc una vez más la vieja batalla entre la libertad de enseñanza dogmático-clerical y la libertad de enseñanza liberal, que el sistema de oposiciones continúe reincidiendo en su inútil tarea de elegir profesores sin preocuparse de formarlos, que... tantas cosas más.

Y ya que nuestro sistema educativo es casi tan lamentable como el de finales del siglo pasado, bienvenida sea la recuperación del ideario pedagógico de Giner por la publicación por la editorial Santillana de una Antología pedagógica de Francisco Giner de los Ríos, con selección y estudio preliminar de Francisco Laporta, buen conocedor de Giner, tanto por el lado histórico-filosófico (su tesis doctoral lo fue sobre el krausista Adolfo Posada) como por el lado institucionista (dirige actualmente una investigación casi ultimada sobre la Junta para Ampliación de Estudios).

El documentado estudio preliminar de Laporta (Giner de lo Ríos: invitación al estudio de sus ideas pedagógicas, pp. 7-47) sirve de útil encuadre para adentrarse en la lectura de los textos de Giner. Se recoge en ese encuadre la trayectoria filosófica y política de Giner su temprano y definitivo abandono de la política por la pedagogía, la concepción pedagógica de la Institución Libre de Enseñanza -la gran obra de Giner- y el enlace entre los métodos ginerianos y la pedagogía de entonces y la actual. La «invitación al estudio» que así cursa Laporta tiende a animar a los historiadores y estudiosos de la pedagogía, al suscitar temas y líneas de investigación, para que atiendan un campo todavía, otra vez lamentablemente, no muy explorado.

En cuanto a la selección de textos (pp. 49-247), el libro está dividido en seis grandes apartados que van recogiendo textos de la fundamentación filosófica del ideario educativo de Giner y de la concepción gineriana sobre la función del Estado en la educación (con temas tan actuales como la descentralización y la autonomía o como el antilegalismo", sobre la selección y formación del profesorado (con agudísimas críticas a las oposiciones), sobre los principios generales de la educación (con temas siempre pendientes, como educación contra instrucción, carácter gradual y total del proceso educativo, enseñanza religiosa neutral, coeducación ... ), sobre la enseñanza individual y activa (con ideas tan vi gentes como la Crítica a los exámenes, a las clases numerosas, y como la defensa de la educación fisica, del juego, de los trabajos manuales), y, por fin, sobre la organización escolar.

Son éstas unas páginas de contenido actual con la deliciosa forma -no tan actual, pero bella- del escribir irónico, suelto y directo de Giner. Hay que felicitarse por esta actualidad de «don Francisco», aunque ello sea a la vez inevitable ocasión para un lamento por el anterior «olvido» de Giner y de sus ideas.

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