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Reportaje:

El sureste español sigue a merced de las tormentas

En esta ocasión, a diferencia de lo ocurrido en octubre del 73, no ha habido que lamentar pérdidas humanas, el valor de los daños causados por el agua en la agricultura y redes de comunicación y otros servicios de toda la provincia almeriense se estima ya por encima de los 2.000 millones de pesetas. Según algunos expertos, sin embargo, el 80% al menos de estos daños podrían haber sido evitados sí se hubiera llegado a ejecutar el Plan coordinador de obras a realizar en la provincia de AImería para restaurar la situación anterior a las inundaciones del 73 y las recomendaciones para evitar en el futuro nuevas catástrofes.La aprobación de este plan fue publicada en el Boletín Oficial del Estado con fecha de septiembre de 1974, pero los plazos fijados en el mismo han ido pasando, en la mayoría de los casos, sin que las obras se hayan hecho todavía realidad. Por si fuera poco, algo tan fundamental para la provincia como sería una intensa campaña de repoblación forestal y corrección de cuencas, con objeto de evitar la grave erosión del suelo almeriense y atacar así al mal en su propio origen, ni siquiera había sido recogido en el borrador del Plan.

Los sentimientos predominantes entre la población de las zonas afectadas por los últimos desastres no son otros que la indignación y el miedo. Indignación porque la opinión más generalizada en Almería es que las autoridades provinciales no se han preocupado demasiado por lo que aquí se considera el más urgente e importante de cuantos problemas afectan actualmente a la provincia. Y miedo porque nadie sabe cuándo ni cómo se producirán las próximas inundaciones. Con todo lo cual se pone una vez más de manifiesto la marginación que a nivel administrativo padece el pueblo andaluz y en este caso concreto el almeriense.

En un estudio realizado por científicos americanos el sureste español figura entre las zonas de la tierra con mayor peligro de convertirse en desierto. Almería y Granada tienen afectado por la erosión apróximadarnente el 50% de su superficie. Ya que no se ataca el problema de raíz y admitiendo que no sea salvar la tierra, la única manera de salvar a la gente de las avalanchas de agua, piedras y barro que originan las tormentas es la construcción de diques para encauzar y resistir a las riadas. Sólo que en el caso de Almería las obras realizadas desde el mes de octubre de 1973 hasta hoy suponen una mínima parte de las proyectadas en el Plan coordinador aprobado hace ahora tres años con carácter de urgencia.

La Administración, principal responsable

Cabe decir, sin embargo, que no han sido, al parecer, los servicios dependientes a nivel provincial de los Ministerios de Agricultura y Obras Públicas los que han incumplido sus obligaciones. Por el contrario, todos los proyectos fueron terminados dentro del plazo previsto para su redacción y «siempre que ha habido dinero» se han ido contratando las obras mas urgentes. El problema consiste, pues, en la gran cantidad de obras previstas cuyos proyectos están redactados y que todavía no han podido sacarse a subasta por falta de recursos.Precisamente las distintas responsabilidades de los organismos llamados a intervenir en la realización del Plan coordinador -cuya acción abarca las provincias de Alicante, Murcia, Almería y Granada- aparecen clara y concretamente establecidas en el artículo quinto del mismo. Este dice, textualmente, «la Dirección General de Obras Hidráulicas, la presidencia del Iryda y el leona... vigilarán para que las obras contenidas en el Plan se realicen en la forma coordinada presente y en íntima relación de dependencia con los programas de inversión que se aprueben por el Gobierno». Así mismo en dicho artículo «se encomienda a la comisión técnica mixta la coordinación de los tres organismos citados, debiendo constituirse para ello una junta permanente». De donde los almerienses deducen que la responsabilidad última en el asunto corresponde al propio Gobierno. Respecto a las obras previstas para ser efectuadas por el Ministerio de Agricultura, fuentes próximas a la delegación de Almería aseguraron a EL PAIS que « prácticamente todas ellas están ya terminadas». No ocurre lo mismo con las obras de encauzamiento y de riego correspondientes al Ministerio de Obras Públicas, cuya no realización, en gran parte de los casos, ha sido la causa principal del desbordamiento de ramblas y ríos hace dos semanas. Tan sólo una de estas obras está ya completamente terminada (la de la Rambla de

urjena), y otras tres más, aunque todavía sin terminar, se encuentran dentro de plazo: las del tramo del río Chico entre Berja y el río Adra el tramo del río Adra entre Puente del Rey y el mar, y la primera fase del encauzamiento del río, Almanzora, en término municipal de Cuevas del Almanzora.

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En este último caso, a pesar de haberse reforzado las márgenes de río tan sólo a lo largo de un kilómetro a la altura del pueblo, el pasado día 27 pudo evitarse una verdadera tragedia, ya que el río bajó con un caudal de mil metro cúbicos por segundo, tan sólo cuatrocientos metros cúbicos menos que en octubre del 73. Probablemente en esta localidad haya sido donde mayor grado ha alcanzado el descontento popular contra la Administración, y no sólo por la importancia de los daños causados por la última riada, que llegó incluso a producir el derrumbamiento de algunas viviendas humildes sino también porque después de cuatro años las tierras de la vega se han convertido ya prácticamente en tierras de secano, al no haberse aún limpiado y reparado las acequias que quedaron cegadas tras las inundaciones del 73

Ni hay dinero ni ganas de preocuparse

De las otras nueve obras de encauzarniento previstas por el Plan coordinador en la provincia almeriense, tan sólo la de la Rambla del Nogalte se encuentra en construcción, si bien hace ya más de un año que concluyó su plazo de entrega. Las demás, aunque sus proyectos fueron todos redactados a su debido tiempo, aún no han sido sacadas a subasta por falta de dinero y a pesar de que los plazos de dos de ellas -la Rambla de Albox y la del río Fiñana- finalizarán el próximo mes de marzo.Por otra parte, de las obras de riego dependientes igualmente del Ministerio de Obras Públicas, tan sólo las correspondientes a las zonas de Abla-Abrucena y de Fiñana se encuentran en construcción, estando pendientes de contratación, por los mismos motivos expuestos anteriormente, las del resto de la provincia. Y no son pocas, como puede comprobarse en la siguiente relación: las zonas de Adra, Río Chico, Cuevas del Almanzora, Overa, Albox, Zurjena y Arboleas, Cantoria, Cines y Olula del Río, Purchena, Armuña, Bayarque y Tijola, Serón, María y- finalmente, la de los Vélez.

El panorama no es nada mejor en lo referente al capítulo de reparación de carreteras dañadas en octubre del 73. Aunque en este caso sí se ha cumplido en su totalidad el plan de obras que afectaba a las de carácter nacional, dependientes de la Dirección General de Carreteras, son numerosos, sin embargo, los tramos y pasos destruídos o semidestruídos por las inundaciones del 73 en las carreteras de carácter provincial, dependientes de la Diputación de Almería, que todavía no han sido reparados al cabo de estos cuatro años. Por otro lado, al no llevarse a cabo ninguna labor de conservación de la red, como ya ha sido denunciado en repetidas ocasiones por el propio personal técnico de la sección de Vías y Obras de la Diputación provincial, «con cuatro gotas que caigan, como no funcionan las cunetas ni los desagües, la carretera se hace trizas». No parece, pues, exagerada la afirmación de que «el 80% de los daños producidos en la red provincial por las recientes lluvias, con numerosos cortes y derrumbamiento de puentes, ha debido precisamente a la negligencia de la propia Diputación almeriense».

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