Continúa bloqueado el diálogo de la izquierda francesa

El Partido Comunista francés (PCF) ha respondido no al lider del Partido Socialista (PS), François Mitterrand, que, apoyado unánimemente por su partido, le invitó el domingo a reanudar las negociaciones sobre el programa común sin preámbulo alguno y de la manera más rápida. La crisis de la Unión de la Izquierda se agrava y, de momento, se excluye toda posibilidad de diálogo entre las dos formaciones más importantes de la oposición de izquierdas.

La semana última, el secretario general del PCF, Georges Marchais, se había manifestado dispuesto a dar un paso hacia los socialistas si éstos, de antemano, hacían nuevas concesiones. Durante el último fin de semana, el PS reunió su convención nacional para estudiar de nuevo la situación de crisis en la Unión y adoptar una postura frente a los comunistas. La mayoría del partido, controlada por el señor Mitterand, se oponía a la minoría llamada «izquierdista», del CERES, que estimaba oportuno hacer algunas concesiones a los comunistas, en materia de nacionalizaciones especialmente. Pero una vez más se impuso la autoridad del primer secretario.El señor Mitterrand considera inútil toda proposición nueva a los comunistas, ya que la guerra que le han declarado estos últimos al PS obedece a razones que, sólo ellos conocen en profundidad, y cesarán cuando ellos lo deseen «si llegan a desearlo». El líder socialista no excluyó la posibilidad de que lleguen a las legislativas de marzo del 78 sin ningún acuerdo, incluso puramente electoral: «En tal caso -dijo-, el Partido Socialista volverá a la Asamblea Nacional con sesenta diputados, como antes del 68».

Esta tesis fue la que se impuso en la convención nacional. El CERES, partidario de una estrategia ofensiva, se conformó con la única iniciativa que impuso el señor Mitterrand: invitar a los comunistas y a los radicales de izquierdas a reanudar inmediatamente las negociaciones sin preámbulo de ninguna clase. Invitación inútil: ayer, el PCF estimó que la convención y las declaraciones que la misma noche del domingo había hecho el señor Mitterrand «confirman, una vez más, el giro hacia la derecha.