Increíble euforia
Si en el comentario resumen de la semana pasada hablábamos de una mejoría importante, en éste tendríamos que hablar de alegría exultante. Porque así ha sido el clima de la tanda, en base al pacto de la Moncloa y a su refrendo televisivo por los líderes de la oposición, que se ha traducido en una subida aparente del índice general madrileño de un 5,18 % y real de un 11,70 %en sólo tres sesiones, evento que no ocurría desde hace muchísimos meses.Sin embargo, no nos engañemos. Esta reacción general, desencadenada por y en un corro concreto, el bancario, no implica, ni mucho menos, que la realidad económica española haya mejorado por arte de birlibirloque, ni siquiera -nos atrevemos a decir- el negocio bancario.
Por tanto, no puede: ser demagogia el tener los pies firmes en el suelo y no entender (comprender sí) como valores, incluido los financieros, que hace muy pocos días no se podían vender por falta de demanda, ahora suben espectacularmente.
Se dice, por intereses verdaderamente interesados -en Bolsa nos conocemos todos-, que no caben manipulaciones, que si partíamos de cero, que se ve con confianza el futuro, etcétera, y se justifica, por supuesto, a posteriori, lo que pasa en el parqué. Pero no se dice que sí caben apoyos, que la puesta en práctica de los acuerdos no es inmediata, que los volúmenes negociados son sólo discretos (descontadas aplicaciones atípicas), que esta subida tan vertiginosa traerá importantes realizaciones de beneficios, etcétera. Por favor, seamos serios y la alegría, lógica después de tanto descalabro, no enturbie la visión, haciendo confundir los deseos con la realidad.
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