La nueva dirección de los comunistas catalanes engloba todas las tendencias

Tal y como estaba previsto, el médico y diputado Antoni Gutiérrez, Díaz fue elegido nuevo secretario general del Partido Socialista Unificado de Cataluña (PSUC) al término del cuarto congreso de dicho partido, clausurado anoche en Barcelona, mientras Gregorio López Raimundo pasaba a la presidencia del partido, vacante desde hacía largos años. Cumpliéndose también las previsiones, el número de miembros del comité central se amplió de 77 a 116 y el comité ejecutivo pasó de veinte miembros oficiales -veintidós de hecho- a veinticinco. Ingresan en la nueva dirección miembros de posturas políticas claramente contrapuestas.La lista de 116 aspirantes al comité central elaborada por la comisión de candidaturas del congreso fue aprobada en su totalidad, mediante voto secreto, con una sola y significativa excepción. Consistió en la sustitución del ingeniero Isidor Boix -duramente criticado por los actuales dirigentes comunistas de las Comisiones Obreras catalanas- por el «leninista» Manuel Vázquez Montalbán, perfectamente conocido por su brillante trayectoria pública como periodista. Isidor Boix pertenecía al comité central saliente. Había sido sancionado con seis meses de suspensión de su cargo, hace ya unos dos años, debido a mantener criterios heterodoxos con relación a la política sindical. Dicha sanción no llegó a ser ratificada. Boix era partidario de intentar convertir los desaparecidos sindicatos verticales en sindicatos obreros unitarios, mediante una transformación desde dentro protagonizada por Comisiones Obreras.

La postura de Boix era apoyada por los conocidos abogados laboralistas Albert Fina y Montserrat Avilés, quienes abandonaron el PSUC en aquella ocasión. Esta postura fue entonces muy duramente criticada por los actuales «leninistas », sin que por ello pueda, en ningún caso, asimilarse Isidor Boix con los «bandera blanca».

Fue sin duda el sector obrero del partido -coincidente en esta ocasión, como en otras con los «leninistas»- el qué borró masivamente el nombre de Boix de la candidatura oficial, mientras votaban masivamente a Vázquez Montalbán. Es de señalar que pese al carácter secreto del voto era muy difícil lograr que un candidato no incluido en la lista oficial saliera electo. Sólo Vázquez Montalbán pudo lograrlo, mientras que los restantes candidatos no oficiales eran desechados gracias a un sistema electoral que convertía sus posibilidades en prácticamente nulas.

Todas las opciones, representadas

Tanto el nuevo comité central como el comité ejecutivo elegido por aquél son claramente representativos de las diversas opciones políticas que coexisten en el seno del PSUC. Ello permite asegurar con toda rotundidad que, la viva polémica no estará ausente en el seno de los nuevos órganos de la dirección. En efecto, es una simple obviedad afirmar que Ios criterios de Jordi Borja -«bandera blanca» elegido miembro del comité ejecutivo- difieren muy sustancialmente de los expresados por los «leninistas» Antonio Luchetti y José María Rodríguez Rovira o de los propios de los «históricos» José María Serradell y Margarita Abril, todos ellos también miembros del comité ejecutivo.Lo mismo puede afirmarse con relación al comité central, donde además resultó electo un colaborador directo de Isidor Boix, el obrero Antonio Albes. En este órgano destaca también la presencia de Francisco Frutos, «leninista» que había remitido un escrito al comité central manifestando no desear formar parte de dicho organismo y ni tan solo querer participar en el congreso.

Otra novedad en el seno del comité central es la exclusión del miembro saliente Manuel Sacristán, profesor de Filosofía que en el pasado fue, en la clandestinidad, la principal figura del PSUC en Barcelona. Es de recordar que los «bandera blanca» denominan a menudo «sacristanistas» a los «leninistas»

Avance en la democratización interna

Otras novedades significativas del comité central electo son la ausencia del « bandera blanca » Albert Caldero que contaba con la oposición por escrito de la Agrupación de Trabajadores de la Administración Pública en la que milita y la del «leninista» Leopoldo Espuny.Todo el cuarto congreso, del PSUC ha representado un serio avance en la democratización interna del partido. Las intervenciones fueron de una libertad sin precedentes, al igual que también había sido totalmente libre la elección de delegados. Modificación importante la constituyó el voto secreto -finalizando con ello el método de mano alzada- pese a que el escrutinio sea mantenido secreto con la confesada finalidad de evitar el «electoralismo».

La nueva dirección es claro exponente de tendencias diversificadas y no hay duda que su funcionamiento necesitará de importantes discusiones internas perfectamente diferenciables del monolitismo del pasado. Ahora será absolutamente irreal hablar de una total unidad de la dirección en todos los temas, sino que esta unidad sólo podría existir como fruto de la discusión previa a todos los niveles. Ello acercará al PSUC al resto, de los partidos no comunistas y lo situará en la avanzada del «eurocomunismo», plenamente consagrado con el abandono, decidido por el congreso, del concepto de «dictadura del proletariado».