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«Adolfo Suárez,

primer ministro de España, llega a Londres en su segundo viaje por las capitales europeas. Ha rehusado tácticamente una invitación del Partido Conservador para asistir a su congreso. Es obvio que tiene que discutir asuntos más importantes con un Gobierno laborista. El objetivo de su viaje es el de familiarizar a los miembros de la CEE con los pro blemas y las necesidades de la España posfranquista para unirse más tarde al Mercado Común. Ese momento puede parecer lejano, pero los problemas inmediatos son considerables...Pese a los avances que España ha realizado en los dos años que han transcurrido desde la muerte de Franco, el país todavía espera que se adopten una serie de decisiones que afectarán a su futuro. ¿Será una democracia parlamentaria o una autocracia presidencial? ¿Será una monarquía o una república, aunque casi todos, con la excepción de las juventudes socialistas de González, aceptan al rey Juan Carlos? Pero, ¿por cuánto tiempo? ¿Será una federación de regiones (en el que Gibraltar puede encontrar un sitio junto con Cataluña, Euskadi, Galicia, Valencia y tal vez Castilla) o continuará siendo un Estado centralista con una simple inclinación rutinaria hacia la autonomía regional?...

Las elecciones de junio fueron una importante piedra angular; pero con el aumento considerable de votos para los socialistas ha creado problemas adicionales para una élite que esperaba dirigir el país desde posiciones de centro-derecha. El pueblo, estimulado por la rapidez de los cambios después de la muerte de Franco, esperaba una mayor aceleración en la víspera de las elecciones.

No se produjo. Naturalmente, Suárez, que fue criticado antes de junio por ir demasiado rápido, se le ataca ahora por su lentitud...

Pese a que no existe una amenaza real de un golpe militar, hay temor generalizado, fomentado sobre todo por el señor Carrillo. Tal vez cree sinceramente en la posibilidad, pero más probable es que quiera crear un clima para imponer su propio esquema de Gobierno de concentración nacional. Claro está que los militares han expresado su preocupación por la situación actual del país. Pero de esta inquietud participan militares y civiles. La expresión de una preocupación no significa que los militares intenten dar un golpe de Estado...

Lentamente, el país se dirige hacia un Estado federal, pero todavía queda un largo camino por recorrer. Cataluña ya tiene su Generalidad, pero Tarradellas, que regresará a Barcelona esta semana, proyecta una forma de gobierno más autoritaria que de participación. En el País Vasco los progresos han sido lentos...

Todo esto son bombas de efecto retardado que pueden cambiar el programa de la entrada de España en el Mercado Común, una política que todos los partidos apoyan. Pero hay una tendencia errónea en España de creer que Europa es la panacea para todos sus problemas ...»

17 octubre

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