"Intentamos mantener lo que queda de Madrid antes de que sea irrecuperable"
«El planeamiento urbanístico de Madrid tendrá en cuenta, a partir de ahora, las necesidades de las provincias limítrofes y la influencia que la capital pueda ejercer sobre ellas. Paralelamente, se detendrá el crecimiento desordenado de la ciudad, que se ha venido produciendo en estos últimos años, sobre todo gracias a las acciones especulativas.» Este es el propósito del nuevo equipo que ha entrado en la Comisión de Planeamiento y Coordinación -Coplaco-, después de que fuera nombrado delegado del Gobierno en ella Elías Cruz.
«Si Madrid sigue creciendo desordenadamente, en la misma forma en que lo ha venido haciendo durante los últimos años, es posible que la ciudad alcance, en un plazo mucho menor de lo que cualquier futurólogo pudiera pronosticar, los seis, ocho o doce millones de habitantes», declaró Elías Cruz a EL PAIS.Mientras tanto, la infraestructura existente -y la que se pueda construir- no tiene la suficiente capacidad como para dar servicio a ese elevado número de personas. Por ello, es preciso realizar un amplio estudio que abarque toda la zona de influencia -la provincia de Madrid y las cinco que la rodean-, antes de seguir modificando el Plan General de 1963, por medio de sucesivos planes parciales que, en la gran mayoría de los casos, consisten en recalificar suelo rústico para convertirlo en edificable.
Suspensión de licencias
El delegado del Gobierno en Coplaco, Elías Cruz, anunció, en su primera rueda de prensa, que se iba a suspender la concesión de licencias para la construcción de bloques de viviendas en urbanizaciones de los alrededores de Madrid, lo que alguien interpretó como un parón a la construcción de viviendas en la provincia. Sin embargo, en el intento de realizar un urbanismo coherente con la realidad -distinto de lo que hasta ahora se ha venido haciendo- el nuevo equipo de Coplaco lo que parece que pretende más razonablemente es evitar que la ciudad y sus alrededores sean irrecuperables. El miedo a que el paro laboral aumente al no conceder licencias de construcción en suelo rústico no tiene fundamento: en Madrid hay muchas obras por hacer, empezando por la remodelación de muchos barrios y siguiendo con la creación de la infraestructura que a esta ciudad le falta desde que empezó a crecer sin ton ni son. «Lo único que se trata de evitar es que unos cuantos señores se sigan enriqueciendo a base de hacer inhabitable una ciudad para sus moradores, mientras ellos se van a vivir a la zona residencial más cómoda que puedan encontrar».Mientras que Coplaco -o el organismo que pueda sustituirle, como ya se ha apuntado- evita que Madrid acabe de ser destrozado, hay tiempo para que se realice un estudio competente y serio de toda la zona de influencia del gran Madrid que dé lugar a un plan director de carácter regional, en el que se estipule de manera clara qué servicios y para qué número de habitantes debe tener una determinada zona, desde el centro de la capital hasta el último pueblo de la provincia de Guadalajara que sienta la influencia de la gran ciudad. Este plan director regional habrá de servir, en ese momento, para la redacción de un plan general de Madrid adecuado a las realidades urbanas y sociales. El plazo para ello puede, a partir del momento en que se ponga en marcha, suponer unos dos años.
En tanto que eso se consigue, y dando previamente por sentado que Coplaco no accede a las presiones de los poderes económicos -detentadores del suelo-, la colaboración del sector privado con la Administración es fundamental para efectuar las reformas que Madrid necesita.
Mientras se consigue poner en marcha todo el complejo mecanismo que supone esto, Copiaco parece decidida a contar, con la participación de los principales implicados en la ciudad: sus propios ciudadanos.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.