España negocia un acuerdo sobre el futuro de sus trabajadores en la CEE
La misión de España acreditada ante las Comunidades Europeas envió una nota escrita a la Dirección General de Relaciones Exteriores de la Comisión Europea, solicitando que se negocie un acuerdo transitorio que garantice la residencia de los trabajadores españoles en el Mercado Común.La gestión, a iniciativa del Instituto Español de Emigración, pretende salvaguardar los derechos para el millón de españoles residentes en los nueve de la CEE, ante las tendencias de algunos Gobiernos que incitan la salida de trabajadores extranjeros, como medida de lucha contra los altos índices de desempleo.
Teniendo en cuenta que el capítulo de mano de obra no figura en el acuerdo comercial España/CEE, de 1970, las autoridades españolas basan sus argumentos en principios humanitarios, reconocidos internacionalmerite por el Consejo de Europa y la Oficina Internacional de Trabajo, en cuanto a respeto de trabajadores emigrados.
Se añade también la aportación que representó la emigración española para los años prosperos de la Europa comunitaria.
Como tercer y último argumento, que es el de mayor peso Político, se recuerda la firme decisión española de incorporarse, totalmente a las Comunidades Europeas. «No tendría sentido expulsar a unos trabajadores españoles, Cuando dentro de unos años deberían gozar del, principio de libre circulación y derecho de establecimiento, cuando España, forme parte del Mercado Común», declaró, José Antonio Mesa, agregado, laboral en la misión de España.
En prinicipio parece muy difícil que en la delicada situación interna de la CEE (casi seis- millones de parados, en una población activa, de cien, millones de personas y los poderes públicos y los sindicatos europeos, acepten negociar un acuerdo de tal orden con España Lo más lógico sería que, de manera tácita, los países europeos distingan entre trabajadores emigrantes de países europeos en vías de adhesión a la CEE, como es el caso de España, y mano de obra originaria de otros países. Desgraciadamente la crisis económica está demostrando en algunos países de la CEE (como -en Francia) cuál es el valor que se da a la emigración: se importa cuando se necesita y se exporta cuando hay problemas. La emigración se ha regido siempre por principios de necesidades económicas, olvidando, a pesar de las múltiples declaraciones, el carácter social y humano del emigrante.
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