Nazario replica la la Coordinadora de Vecinos de Hortaleza

En primer lugar, y dejando al margen el calificativo de «personaje» con que se me designa, categoría a la que renuncio en favor de los autores de la carta, cuyo peso en la vida del país, expresado en cifras concluyentes, me sobrepasa en exceso, es obvio que la carta es una muestra de la exactitud de mi apreciación (no recogida en la información publicada por EL PAIS del domingo pasado), de que las políticas partidistas determinan muchas actuaciones de las asociaciones. Porque la carta a que me refiero, es una carta política; es un ataque traído por los pelos contra el Partido del Trabajo de España, cuya «representatividad», medida en extraños porcentajes deducidos con no sé qué fórmulas matemáticas, se permiten valorar los autores, sin que ello tenga nada que ver, en absoluto, con la argumentación en favor o en contra de las tesis defendidas por éstos últimos. Convengamos en que se pueden combatir las afirmaciones que se me atribuyen en la información publicada por EL PAIS con el simple manejo de cifras y sin meter por medio la «representatividad» del PTE. Algo incorrecto, por otro lado, por cuanto cualquier persona con la cabeza sobre los hombros conoce que un partido es una opción política e ideológica que, junto a las alternativas inmediatas, configura toda una concepción del mundo y un proyecto global de sociedad futura y, por tanto, algo completamente distinto a unas organizaciones para la defensa de intereses inmediatos, condiciones de vida de los ciudadanos, como son las asociaciones de vecinos, lo que hace ridículo establecer cualquier comparación.De otra parte, se permiten los autores calificarme temerariamente de ignorante en el tema. Mas, reconociendo mis limitaciones a la hora de manejar cifras y mi incapacidad para grabar en la memoria los datos sobre las asociaciones vecinales recopilados en los archivos de mi partido (porque deben conocer los autores de la carta que en todas estas asociaciones hay miembros del PTE laborando por cambiar la vida de nuestros barrios), así, a vuela pluma, me vienen a la cabeza algunos datos que no concuerdan con los manejados por mis detractores. Por ejemplo, en la coordinadora del distrito de Hortaleza, intervienen algunas asociaciones más, no citadas en su carta: las del barrio de San Lorenzo, Pinar del Rey y Canillas. Y, por otra parte, de las asociaciones que cita, La Unión engloba a las correspondientes de Santa María del Carmen, San Miguel y la UVA de Hortaleza, barrios que sumarán alrededor de 8.000 familias, lo que supone entre 16 y 24.000 vecinos, cifras que sobrepasan con mucho el total de 17.908 que los autores estiman para Alameda de Osuna, Portugalete, Villa Rosa y La Unión. Con todo lo cual es evidente que fallan las matemáticas de quienes redactaron la carta y que, en cualquier caso, la ignorancia es un especimen que se cría en todas las latitudes.

Convengamos, finalmente, en que la «carrera» del PTE hacia el poder es más bien un paseo sosegado y que, por tanto, el utilizar «cualquier recurso» o el llegar «hasta la maledicencia», siendo métodos ajenos a nuestras formas de actuación política y que, por tanto rechazamos, carecen de sentido en quienes no tienen por qué dar codazos para hacerse sitio en lugares a los que, hoy por hoy, no pueden acceder.

Los autores de la carta, quienes se autodenominan frívolamente «la base» (digo frívolamente porque no puedo imaginarme una asamblea general de todos los vecinos de los barrios englobados en la Coordinadora de Hortaleza, ni siquiera de las juntas directivas de las correspondientes asociaciones, para aprobar el envío de tal carta), se han equivocado de partido, los que tienen ese problema hoy son otros.