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Presiones para cambiar el decaído voleibol

El voleibol español atraviesa un momento especialmente delicado. Las afirmaciones de unos y los desmentidos de otros ponen en tela de juicio la actuación de la junta directiva de la Federación Española. Las últimas puntualizaciones de la Federación Española sobre lo que se dijo en la reunión del pasado día 21 en la Madrileña no están exentas de razón, si bien a los interesados les han parecido incompletas y discutibles. La razón de todo el problema por el que atraviesa el voleibol se centra en la dirección técnica y la planificación del mismo, cosa que compete a la Española y que algunos clubs no la consideran idónea.

Los primeros desacuerdos surgieron a raíz de cómo estructurar la nueva Liga de Primera División. Alguna federación -concretamente, la catalana- propuso una Primera División dividida en tres grupos de seis equipos, que tras una primera fase de Liga a doble vuelta quedarían clasificados los dos primeros de cada grupo (6) los cuales disputarían una fase final en una misma ciudad y durante una semana. Indudablemente esto su pondría un enorme ahorro de gastos de viaje a los que habría que añadir el hecho de que los clubs catalanes renunciarían a lo que les correspondiese de su asignación por parte de la Española y este dinero se podría dedicar a otras necesidades. Sin embargo, esta propuesta del presidente de la Catalana, señor Hermida, no fue considerada en su totalidad por la Española, que pidió a los clubs que se pronunciaran bien por la Primera División de un solo grupo, bien por la división de esta primera en tres grupos, con la diferencia a lo expuesto por el señor Hermida de que la fase final no se jugaría en una semana y en una ciudad, sino que sería a doble vuelta en sistema de liguilla.

Por número, salió la propuesta de un solo grupo. Sin embargo, esta cuestión y el hecho de que la propuesta del señor Hermida no fuese respetada en su integridad abrió ya algún camino para el desacuerdo con la gestión de la Española. Es el viejo problema de siempre; los equipos con más posibilidades económicas prefieren una Primera como todas las primeras de los demás deportes y no se cuestionan que el nivel real del voleibol no se potencia con una Primera División costosa a la que algunos clubs de «Segunda» renunciaban por imposibilidad económica. En definitiva, un planteamiento técnico que algunos consideran poco acertado y que después de unas primeras amenazas de boicot a las competiciones de Liga todo parece indicar que sólo se va a pedir algún cambio dentro de la junta directiva de la Española y, por tanto, un cambio de política en la concepción técnica del voleibol.

Sobre las puntualizaciones

Por lo que respecta a las puntualizaciones de la Española publicadas en un diario deportivo que no se había hecho eco anteriormente de este estado problemático dentro del voleibol, cabe señalar que no están exentas de razón, si bien hay que matizar. Los dos puntos claves en los que se basaba la petición de dimisión del presidente y junta directiva por parte de los asistentes a la reunión del pasado día 21 en la Madrileña se referían a la reducción, considerada por ellos arbitraria, a ocho de los diez equipos que formaban la Primera División y a la ilegal actuación del San Cugat en Primera.

Por lo que respecta al primer punto, el caballo de batalla de la oposición es el hecho de que en el acta de la asamblea general del pasado año no se aclara, por error de omisión, si en caso de renuncia de alguno de los diez clubs que forman la Primera serían o no substituidos. El tema se discutió y se aprobó que no serían sustituidos, y como cifra mínima de participantes en Primera se señaló ocho equipos.Por lo que respecta al segundo punto, el San Cugat juega en Primera por una cesión del Hispano Francés, pero este equipo ya no podría jugar en categoría nacional, sino que tendría que empezar desde abajo, y hay un Hispano Francés que juega en Segunda, lo que es una clara irregularidad. La responsabilidad del hecho se la atribuye asimismo el señor Hermida, que pidió personalmente al Hispano Francés que rehiciese un equipo para jugar en Segunda División, ya que no será necesario el año pasado. En aquel momento, ningún club, catalán o no, se opuso a esta medida. Para las restantes puntualizaciones la oposición tiene opiniones y explicaciones que alargarían en exceso el contenido y que evidentemente son discutibles, puesto que, se trata de opiniones y sospechas pira las que ambas partes tienen explicaciones, y en este sentido, la Española lleva con mucho la mejor parte.En definitiva, se trata de una petición de cambio de política de hechos a la Española, que si ha tenido este cauce, de alguna manera escandaloso, ha sido por un increíble mutismo por parte de algunos clubs y una falta de diálogo directo. En definitiva, una presión para cambiar la faz del voleibol español, que comenzó pidiendo la dimisión del presidente y de toda la junta directiva y que todo parece indicar que se va a quedar en un cambio o renovación del equipo técnico de la Española, considerado no tan técnico por algunos descontentos.

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