El "crimen de Velate", visto para sentencia
Después de siete días -más de 35 horas de vista- concluyó a primeras horas de la noche del martes, en la sala de lo criminal de la audiencia territorial de Pamplona, el juicio seguido contra Jaime Balet y Juan Midón, procesados en relación con el llamado «crimen de Velate». Al término del juicio, tanto el fiscal como la acusación privada solicitaron pena de muerte para los dos procesados mientras que la defensa pedía la libre absolución. Según se ha podido saber es posible que el próximo viernes el tribunal, presidido por Pedro Jesús Vidriain, emita su veredicto.
«El crimen de Velate es uno de los más graves, repugnantes y tristes de los que he conocido», afirmaba el fiscal, Ricardo Terol, al comenzar el pasado sábado su informe. Durante las cinco horas que duró su exposición sobre los hechos sucedidos durante la noche del 29 de abril de 1973, el ministerio fiscal intentó probar que el asesinato de Pilar Cano fue obra del alemán Peter Simeth, con la colaboración de Helmuth Pachet y Juan Midón y, por encargo, de Jaime Balet.Para la acusación privada, todo está claro
Por su parte, uno de los letrados de la acusación privada, José María Paños, durante la lectura de su informe, destacó la clara intencionalidad del asesino a la hora de golpear a Pilar Cano, mientras que a Balet sólo le produjo heridas leves. «Es una muestra más -señaló Paños- de la clara intencionalidad por parte del asesino que distingue perfectamente entre uno y otro, porque tiene el encargo de matar y tiene que asegurarse de ello.»
Para Paños resultó fundamental el testimonio de uno de los testigos que en la noche de autos vio circular por las inmediaciones del lugar del crimen a un coche matrícula de Zaragoza, que luego resultó ser el de Midón, así como el descubrimiento de un trozo de tubo de acero que se encontró en el mencionado vehículo y que, según los peritos, podría ser parte de otro, encontrado en Velate, con el que se asesinó a Pilar Cano. En varias ocasiones la acusación privada hizo referencia a las declaraciones efectuadas por Pachet y Simeth a las autoridades judiciales alemanas, en las que éstos señalán que Balet les encargo asesinar a su esposa, interviniendo activamente Midón, como intermediario de Jaime Balet.
En opinión de Rafael Aizpún, el segundo letrado de la acusación privada, está claro que sólo alguien que tuviera relación con Jaime Balet podía haber perpetrado el asesinato porque, de lo contrario, nadie sabía el lugar en el que el matrimonio Balet Cano iba a parar a dormir la noche del crimen.
«Sólo conjeturas», dice la defensa
Sin embargo, estas tesis carecen de fundamento si se contrastan con las de la defensa de los procesados. El defensor de Balet José Lecumberri, en la última sesión celebrada el lunes, quiso dejar claro que a pesar de los informes de la acusación privada y del fiscal, la falta de pruebas reales era determinante a la hora de emitir un veredicto. «En la declaración de los derechos humanos -dijo Lecumberri- figura este presupuesto jurídico y racional: toda persona se presume inocente mientras un tribunal competente no declare su culpabilidad. La sala declara su culpabilidad en base a pruebas reales o su inocencia con la duda, aunque no sea más que por el principio in dubio, pro reo.»
Lecumberri denunció el procedimiento seguido para la elaboración del sumario por no ajustarse a la ley de Enjuiciamiento Criminal, señalando, con respecto a las declaraciones hechas a lajusticia alemana por Pachet, y Simeth, en las que éstos afirman que Balet les encargó asesinar a su mujer, que «estas manifestaciones sólo valen en el sumario en cuanto puedan ser sometidas a un contraste en un interrogatorio ante el tribunal ».
Para el defensor de Balet, lo que sucedió la noche de autos habría que preguntárselo a los asesinos y no al procesado «que sólo tiene explicaciones para lo que él hizo». Al finalizar su alocución, precisó que «no se trata de un problema de calificación, de ver si encajan los hechos en una norma. El problema es si el acusado es o no el inductor de un delito. Yo digo que no lo es y señaló que aquí se va a juzgar porque suponemos que ha inducido, pero no tenemos a los autores materiales, a los que han sido inducidos. La lógica exige que se juzgue primero a los autores materiales porque sólo si se parte de eso se puede ir a la inducción. En Munich hay una investigación, pero todavía no existe la decisión de apertura de procedimiento a Pachet y Simeth, que el fiscal dirige al juzgado. Y tiene las mismas pruebas que tenéis vosotros sobre la mesa». En sus últimas palabras Lecumberri manifestó que estaba seguro de que la sala no dictaría penas de muerte en base a conjeturas.
Por su parte, el defendor de Midón, Juan Saldaña, que hizo suyo el informe del letrado Lecumberri señaló que defendía al procesado altruistamente, «sólo porque eran amigos». Denunció los malos tratos de que había sido objeto su defendido durante la instrucción del sumario y pidió la libre absolución de Midón por carecerse de pruebas y no ser más que «una mera comparsa que sale al levantarse el telón para desaparecer rápidamente del escenario».
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