El Rayo, tranquilo y con buen juego

El Rayo estuvo a punto de conseguir una victoria en el Rico Pérez ante un Hércules flojo en el centro del campo con tremendos fallos defensivos que en última instancia no supo aprovechar el Rayo por su excesiva preocupación conservadora. El equipo de Vallecas causó una buena impresión en Alicante, especialmente en la primera mitad. cuando supo hacerse con el centro del campo gracias a la gran labor de Fermín y Landáburu y lanzar ordenados contragolpes que evidenciaron lo endeble de la defensa herculana en la que el único que se mantuvo a gran altura fue el líbero Giuliano, hombre clave del Hércules en la defensa y por esta vez ordenador del ataque que le valió un gol a su equipo.Ante este Rayo ordenado y envalentonado, el Hércules pasó minutos de apuro y desconcierto, ya que a los precipitados intentos de atravesar la barrera defensiva rayista, los de Vallecas respondían con una serenidad y tranquilidad aplastante, dominando el balón desde atrás para llevarlo a base de pases cortos y escalonados a la punta de ataque que formaron González y Alvarito, muy asistidos también por Francisco, que subió una y otra vez a apoyar el ataque. Fueron los de esta primera mitad los mejores minutos para el Rayo, y el público alicantino no tuvo más remedio que aplaudir algunas jugadas de los visitantes y echar en cara a su equipo el desorden que reinaba en su labor constructiva Lattuada, el internacional uruguayo recientemente fichado por el Hércules, fue impotente para poner orden de ningún tipo en el ataque. Quiso armar la ofensiva desde atrás, pero se vio desasistido de Commisso gracias a la gran labor de Rial, que le vigiló muy de cerca v los ataques se redujeron a desesperados intentos personales de Charles y Sancayetano.

Tras el qol rayista, el Hércules hizo un desesperado intento para dejar algún punto en casa. Giuliano se adelantó al centro del campo, puso orden en el ataque y logró que Lattuada jugara durante unos minutos como lo que es, un delantero centro. Su plaza atrás la ocuparon alternativamente Baena y Ernesto ya que Héctor Núñez había dado la consigna de amarrar, y Francisco dejó campo libre a Baena, que cuando no cubría hueco de Giuliano subía al ataque.

El adelantamiento de Giuliano, los problemas musculares que acusaba Anero después de una gran labor de marcaje y, la precipitación de Uceda facilitaron las cosas al Hércules, que poco antes había fallado una ocasión clara de gol a fallo de Uceda en saque de puerta. Este golpeó la hierba y dejó el balón en un par de ocasiones a los pies de un atacante a escasos metros del área.

Este tono tuvo el gol alicantino, ya que, incomprensiblemente, Alcázar sacó precipitadamente sobre Anero, hubo un malentendido entre éste y Uceda y el balón fue a los pies de Sancayetano, solo. El gol del Hércules serenó un poco el juego, ya que Giuliano se retrasó de nuevo a su puesto en previsión del mar mayor, pues la defensa alicantina volvió a hacer aguas que si no se aprovecharon fue porque Héctor Núñez no quiso que volviera a ocurrir lo de Cádiz v sacó a Alvarito para dejar a Luna en su lugar.