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Reportaje:

La Hemeroteca Municipal, en peligro, por falta de espacio

La Hemeroteca Municipal de Madrid, una de las muestras más valiosas de nuestro patrimonio cultural, está en peligro de desaparecer. La falta de espacio y la escasez de personal ponen en peligro la conservación de sus fondos, unos de los más ricos del mundo. Colecciones únicas de revistas y periódicos se almacenan sin clasificar ni encuadernar, en sótanos húmedos, expuestas a los efectos destructivos del tiempo y de la atmósfera. La insuficiencia del presupuesto que el Ayuntamiento destina al mantenimiento de la Hemeroteca es, en último término, la causa de esta lamentable situación, y una prueba más del escaso interés que la política municipal dedica a todo lo relacionado con lo cultural.La Hemeroteca Municipal comenzó a funcionar hace casi sesenta años, en 1918. En su fase inicial recibía publicaciones periódicas de toda España y de numerosos países, sobre todo de Latinoamérica. Después de la guerra civil, debido a la saturación del espacio disponible, y a raíz de la creación de la Hemeroteca Nacional, el Ayuntamiento decidió restringir la entrada de publicaciones, limitándolas a las editadas en Madrid. A causa de esta decisión, algunas colecciones han quedado incompletas, pero a pesar de ello, la Hemeroteca Municipal sigue siendo más importante que la Nacional, y uno de los centros de documentación más apreciados por los investigadores españoles y extranjeros.

14 kilómetros de estanterías

Más de 20.000 colecciones forman los fondos de la Hemeroteca; unos 300.000 volúmenes que se extienden a lo largo de catorce kilómetros de estanterías y representan un volumen próximo a los 2.500 metros cúbicos de papel.Este material se encuentra repartido entre las salas de la propia Hemeroteca, los cuatro pisos de un edificio adjunto y los sótanos de la Casa de Cisneros, antigua imprenta municipal. Tal distribución, además de ser irracional, dificulta el trabajo de los ordenanzas que atienden al público, pues se ven obligados a cruzar la calle del Codo -tanto si llueve como si luce el sol cargados con los pesados volúmenes, y a subir y bajar escaleras, ya que el ascensor está desde hace mucho tiempo estropeado.

Necesidad de espacio: más del doble

«Necesitamos más del doble delespacio que ocupamos actualmente», afirma el director de la Hemeroteca, señor Molina Campuzano. Según los cálculos del director, y teniendo en cuenta el crecimiento de las colecciones vivas en los próximos cincuenta años, la instalación adecuada de la Hemeroteca exige unos 10.000 metros cuadrados: 2.500 para sala de lectura, oficinas, etcétera, y 7.500 para depósito de fondos.De momento, no hay perspectivas de que se pueda resolver de manera definitiva el problema de congestión que padece la Hemeroteca. El traslado de los fondos al cuartel de Conde Duque -del que se habló hace algún tiempo- es inviable a corto plazo, pues supondría la restauración de estos locales, bastante deteriorados. El incremento de la dotación económica que el director ha solicitado recientemente es la única posibilidad de paliar parcialmente este grave problema, que se agudiza a medida que el tiempo transcurre.

Fondos sin encuadernar

En los últimos diez años se ha llevado a cabo en la Hemeroteca una importante tarea de organización: se han agrupado los tomos de las colecciones que estaban dispersas, se han colocado en estanterías muchos ejemplares que estaban amontonados en el suelo, y se ha actualizado la numeración de las estanterías y las signaturas en los volúmenes y catálogos.Pero esta laboriosa tarea se ha encontrado siempre dificultada por lo mezquino del presupuesto. Así, por ejemplo, las estanterías metálicas que consiguió el director para aprovechar al máximo el espacio de las salas, no son precisamente el sistema más idóneo para conservar los volúmenes. En todas las hemerotecas modernas se utilizan los llamados compactos, unas estanterías que cierran herméticamente y que garantizan una total impunidad al fuego y a los agentes oxidantes de la atmósfera.

Otra cuestión es que parte de los fondos están todavía sin encuadernar, porque la imprenta del Ayuntamiento, que es la encargada de hacerlo, parece que tiene asuntos más importantes que atender. Según el director, hasta que no concluya la reorganización no se podrán encuadernar más colecciones.

El personal, insatisfecho

La escasez de personal es otro problema que impide el óptimo funcionamiento de la Hemeroteca. Llega a tal extremo, que algunos administrativos se ven obligados a hacer de mozos de cuerda transportando volúmenes de una parte a otra, a confeccionar camisas para proteger las colecciones no encuadernadas o a restaurar los ejemplares más deteriorados.Además del director y de tres jefes, trabajan en la Hemeroteca siete funcionarios administrativos, varios ordenanzas que atienden al público -del orden del centenar de personas cada día- y un equipo de becarios. Estos últimos -licenciados en Filosofía- cobran 12.000 pesetas -algunos todavía menos-, y se dedican a las tareas más diversas; desde trasladar volúmenes, a reorganizar las colecciones, o a fichar y clasificar los depósitos.

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