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Reportaje:

Juantorena: "En Cuba nadie gana un centavo por ser atleta"

Juantorena ahora es, además, inaccesible para la prensa. Sin embargo, no es como Cruyff, personaje a quien no conoce: «Quién es ese?» Juantorena no cobra por hablar, ni cobrará. Simplemente está harto de los periodistas. A él le gusta descansar, escuchar música moderna «sin olvidar el patrimonio nacional», estar en la cama y mirar a las chicas bonitas; cuando éstas son periodistas, entonces sí admite la entrevista.Sabe que es popular en cualquier parte del mundo a que vaya, y lo admite. Firma autógrafos, habla con la gente y a los periodistas. les cita para cualquier hora en la que siempre está luego indisponible. «Ahora prefiero no hablar. ¿No ves que me estoy relajando?» Es necesario verle muchas veces para que repentinamente, en una de ellas, le dé la vena, te coja del brazo y te siente a su lado. «iPregunta, pregunta! Todos ¡os periodistas sois iguales. Y cuando uno habla luego resulta que uno es un fresco, un antipático y esas cosas.»

Juantorena habla mucho en broma, se ríe de sus propias palabras y hay que aguantarle una sarta de insultos antes de que conteste a las preguntas. Pero no lo hace con mala intención. El es cubano y su manera de ser se refleja en todo lo que le rodea: la puerta de la habitación abierta, la cama deshecha, la ropa colocada en los sitios más insospechados y desde luego nunca en el armario, música a un alto volumen y él y sus compañeros en calzoncillos hablando y constantemente riendo. Es difícil realmente de entender que ese hombre sea uno de los mejores atletas de toda la historia. Desde el año pasado, una sola derrota, en 400 metros, después de una larguísima campaña en América y Europa. «Yo siempre pienso que cualquiera me puede ganar. Yo no soy invencible.» Sabe, sin embargo, que es muy difícil que alguien le gane en la pista. Cuando en Düsseldorf se enfrentó a Boit en los 800 metros, la primera parte de la carrera fue muy lenta. «Caí dentro del estilo de Boit; pero yo ya sabía que en los últimos metros era capaz de correr más fuerte que él.»

Un obrero

El atletismo centra la atención de Juantorena. El deporte le separa de su mujer y sus dos hijos, pero no le impide proseguir sus estudios. «Muchos atletas de países capitalistas pierden sus exámenes cuando se van al extranjero a competir. A nosotros se nos respeta que seamos deportistas y estudiantes.» Juantorena estudia segundo de Económicas y, según el, no tiene aún su futuro asegurado: «A nosotros no se nos dan puestos porque seamos deportistas. No porque sea Alberto Juantorena voy a tener un puesto en el Gobierno, ni una plaza asegurada, ni dinero, ni porvenir.» Sin embargo, él tiene ahora un puesto de trabajo, donde cobra su mensualidad, pero en vez de trabajar, estudia. «Todo el dinero que gane en esta vida será por lo que yo sea como técnico, como economista y por lo que yo haya estudiado. Nunca recibiré un centavo por ser campeón olímpico, o mundial.»Juantorena se considera un obrero. No vive del atletismo porque «en Cuba nadie gana un centavo por ser atleta». A pesar de ello, en su país, todo el mundo practica el deporte. «Es por el sistema social que tenemos nosotros, que permite el que las amplias masas tengan derecho al deporte.» Sin embargo, los 4.000 millones de pesetas que el Gobierno cubano ha destinado para el deporte los califica como un simple presupuesto. Hablando del deporte español, consideró que la primera tarea a emprender es el cambio de estructura. Juantorena no comprende otro sistema que el socialista. «Estoy contento de que los próximos Juegos Olímpicos sean en Moscú. Todos los socialistas tenemos que estarlo.»

Disciplina y voluntad

Dentro de tres años, en la capital soviética, Juantorena correrá la prueba de 1.500 metros. Antes, «quizá el año que viene», batirá nuevamente el récord mundial de los 800 metros. Para el cambio de prueba se aplicará el consejo que da a los que empiezan: «mucha disciplina, voluntad y luchar contra las dificultades», virtudes todas ellas que no encajan con su personalidad, pero que no se puede dudar que las tenga viendo a dónde ha llegado en el atletismo. De sus defectos no le gusta hablar: «No soy católico; yo soy muy violento, pero nunca me fajo.»Juantorena en sí es todo una fiesta, es como la concepción que tiene del atletismo: «Esto es como una bulla, siempre de aquí para allá.» Con la palabra «pimgajo» -con ella quiere decir cobarde pero sin el sentido que le damos en España- siempre en su boca, Juantorena se llega a hacer simpático e incluso a título de despedida lanza una promesa: «El año que viene iré a competir a España cuando hagan una buena reunión. Y si no, pues iré a pasear. »

Y quizá se acerce hasta Euskadi. «Mis abuelos eran vascos.» A lo mejor allí aprende el significado de su apellido, señor de la buena casa.

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